Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 1 de enero de 2021. Todos los derechos reservados.
El arte de imaginar es un fruto de la evolución de la mente humana por encima de los seres inferiores en la escala. Hace que la persona pueda recrear, a ojos cerrados, realidades y mundos que construye en el gran escenario de su mente. En ella, puede realizar viajes exóticos, volar, hablar con personas de otras épocas e incluso atrevernos a hacer lo que más nos asusta, y todo ello sin ver nada ni movernos de nuestro lugar. Incluso, de esto se vale la gran tecnología del Metaverso, ese universo ficticio materialmente, pero presente en el teatro mental con la ayuda de los dispositivos de conexión, la velocidad de la navegación entre procesadores informáticos, y la inestimable porción de creatividad del cerebro.
Sin embargo, a lo largo de la historia se ha penalizado la imaginación abocándola únicamente al mundo de la creatividad o del arte. Hasta se ha ridiculizado como una habilidad exclusivamente infantil, y que no tiene ningún valor si no genera o provoca una acción real y visible. Pero esta es una idea equivocada, la imaginación incita a actuar y puede ayudarnos a ser más productivos. De hecho, el aprendizaje se puede enriquecer con la visualización, incluso en personas cuya memoria está deteriorada. Cuando imaginamos un objeto se activan dos terceras partes de las mismas áreas cerebrales que se activan cuando lo vemos realmente. Las imágenes visuales afectan al cuerpo y esta información se utiliza en publicidad y marketing para impactarnos con los acontecimientos. Esto sucede con imágenes de contenido negativo, por también con contenidos positivos. Utilizar nuestra imaginación nos ayuda a regular el estrés, a relajarnos e incluso a que nuestro cuerpo tenga un mayor rendimiento.
Podemos entrenar desde el gimnasio de nuestra imaginación, haciendo deporte mental para aprender nuevas destrezas o mejorarlas. Imaginar que hacemos movimientos sin movernos tiene consecuencias perceptibles. En concreto, puede mejorar la fuerza muscular y la velocidad del movimiento. Sabemos que la ejecución prolongada de tareas en la imaginación puede dar lugar a importantes cambios fisiológicos.
Ahora ya lo sabes: soñar despierto puede ser un buen entrenamiento para optimizar tu aprendizaje, mejorar tu memoria e incluso tu forma física. Las imágenes que pasan por tu cabeza, aquellas que tú generas con tus propios pensamientos, van a impactar en tu estado emocional. Trabajar con tu imaginación te ayudará a optimizar tus resultados e incluso a ser un poquito más feliz. Y estar DE LA CABEZA. Nos leemos el año que viene. Feliz 2022...!!!
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