martes, 12 de diciembre de 2023

LO QUE SUCEDE EN EL CEREBRO CUANDO DAMOS UNA BUENA CLASE

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 10 de setiembre de 2023. Todos los derechos reservados.

Siempre me gusta comparar al inicio de un nuevo grupo de enseñanza con un bloque de piedra sin trabajar, del cual debo intentar sacar la mejor obra escultórica que pudiese, Dentro de ese bloque sin formas está escondida la imagen de un Moisés o un David, y depende de mí y nadie más el poder sacar de esa piedra la obra oculta con mucho trabajo y dedicación. Eso es, en síntesis poética, el enseñar a cualquier alumno en cualquier nivel de la docencia. Y para eso, es imperioso dar buenas clases, buenas sesiones de orientación, donde paso de ser transmisor de conocimientos a gestor de los mismos, determinando que es pertinente, correcto y necesario para que el alumno pueda desarrollar capacidades. Una verdadera reformulación de la labor del docente.

Cuando un estudiante recibe una buena clase y realmente aprende, ocurren diversos procesos en su cerebro que contribuyen a la percepción de estímulos, la incorporación de conocimientos a la memoria, la activación de la neuroplasticidad y la consolidación de lo aprendido durante el sueño. El cerebro del estudiante se encuentra constantemente procesando información de su entorno. Durante una clase, los estímulos sensoriales, como las palabras del profesor, las imágenes visuales o los sonidos, son procesados por diferentes regiones del cerebro. Las áreas sensoriales, como la corteza visual y auditiva, se activan para procesar esta información y enviarla a otras áreas involucradas en el aprendizaje y la memoria. Cuando el estudiante recibe información nueva, su cerebro trabaja para procesarla y almacenarla en la memoria a largo plazo. Las regiones clave en este proceso son el hipocampo y la corteza cerebral. El hipocampo ayuda a consolidar los recuerdos a corto plazo en memoria a largo plazo, mientras que la corteza cerebral almacena y organiza la información de manera más permanente. La atención y la concentración también juegan un papel importante en este proceso, ya que ayudan al estudiante a enfocarse en la información relevante y descartar distracciones. 

Es importante también hablar del verdadero cambio en el cerebro cuando se enseña: la neuroplasticidad, que se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a través de la formación y fortalecimiento de las conexiones neuronales. Durante una buena clase, el cerebro del estudiante se activa en diferentes áreas relacionadas con el aprendizaje, como la corteza prefrontal, el lóbulo parietal y el lóbulo temporal. Estas regiones trabajan en conjunto para procesar la información y fortalecer las conexiones neuronales relevantes. Cuanto más se practica y se repasa la información aprendida, más fuertes se vuelven estas conexiones, lo que facilita la retención a largo plazo del conocimiento adquirido. En ese tren de cosas, diversas regiones del cerebro se activan durante una clase donde se aprende de manera efectiva: la corteza prefrontal, involucrada en la planificación, el razonamiento y la toma de decisiones, se activa para procesar la información nueva y establecer conexiones con los conocimientos previos, el lóbulo parietal, encargado de la percepción espacial y la atención, está implicado en el procesamiento de información visual y auditiva durante la clase. Además, el lóbulo temporal, asociado con la memoria y el reconocimiento de patrones, ayuda a almacenar los conceptos aprendidos en la memoria a largo plazo. 

Pero el aprendizaje de una buena clase no termina aquí. Después de una buena clase, un buen sueño desempeña un papel importante en la consolidación de lo aprendido. Durante el sueño, el cerebro refuerza y organiza la información adquirida durante el día. Se han identificado patrones de actividad cerebral durante el sueño que están relacionados con la consolidación y el fortalecimiento de las conexiones neuronales importantes para el aprendizaje. Dormir lo suficiente y tener un sueño de calidad ayuda a potenciar la retención de lo aprendido y mejora el rendimiento académico. 

En resumen, cuando un estudiante recibe una buena clase y realmente aprende, su cerebro percibe los estímulos sensoriales, incorpora los conocimientos a la memoria a largo plazo, activa la neuroplasticidad en áreas cerebrales relacionadas con el aprendizaje, utiliza distintas zonas del cerebro para procesar la información y beneficia la consolidación del aprendizaje a través de un buen sueño. Estos procesos trabajan en conjunto para promover un aprendizaje efectivo y duradero. ¿Entienden por qué la docencia es algo DE LA CABEZA? Nos leemos en una semana...!!!

martes, 29 de agosto de 2023

CUANDO EL PROBLEMA ES LA ATENCIÓN

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 20 de agosto de 2023. Todos los derechos reservados.

Uno de los dramas tanto en padres como en educadores consiste en los problemas relacionados con el sostenimiento de la atención, factor más que importante en el proceso de aprendizaje a cualquier nivel. Este sistema atencional no siempre es perfecto, y cuando falla, consiste en el defecto principal nada más y nada menos que de la puerta de entrada del conocimiento al cerebro humano. 

La atención dispersa y el síndrome de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son trastornos neuropsiquiátricos que afectan principalmente la capacidad de una persona para mantener la atención, controlar la impulsividad y regular el comportamiento. El TDAH se caracteriza por una combinación de síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad. La inatención se manifiesta como dificultad para prestar atención a los detalles, falta de organización, tendencia a perder cosas y dificultad para seguir instrucciones. La hiperactividad se refiere a un nivel excesivo de actividad física e inquietud, mientras que la impulsividad se manifiesta como dificultad para esperar el turno, interrumpir o responder antes de pensar. Las causas exactas del TDAH y la atención dispersa no están completamente comprendidas, pero se cree que involucran una combinación de factores genéticos y ambientales. Las diferencias en las funciones y la conectividad de ciertas regiones del cerebro, como el lóbulo frontal y el sistema de recompensa, también se han asociado con el TDAH. 

Pero ¿cómo lo tratamos?. El abordaje terapéutico del TDAH puede incluir una combinación de terapia conductual, intervenciones psicoeducativas y, en algunos casos, medicación. La terapia conductual puede ayudar a mejorar las habilidades de atención, autogestión y autorregulación. Las intervenciones psicoeducativas pueden ayudar a los individuos a entender su condición, aprender estrategias de afrontamiento y mejorar su funcionamiento en el entorno escolar o laboral. En cuanto a la medicación, los estimulantes como el metilfenidato y la anfetamina son los más comúnmente recetados para el TDAH. Estos medicamentos pueden ayudar a mejorar la concentración y reducir la hiperactividad e impulsividad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la medicación no es la única opción de tratamiento y que debe ser administrada bajo la supervisión de un profesional de la salud. 

El pronóstico del TDAH puede variar según la gravedad de los síntomas y la eficacia del tratamiento. Con un diagnóstico adecuado y un manejo adecuado, muchas personas con TDAH pueden aprender a controlar sus síntomas y tener un funcionamiento satisfactorio en la vida diaria. En niños, el enfoque terapéutico del TDAH suele implicar intervenciones en el entorno escolar y la participación de padres y maestros. Se pueden implementar adaptaciones educativas y técnicas de modificación de conducta para ayudar al niño a desarrollar habilidades de autorregulación. En adultos, el enfoque terapéutico puede incluir terapia individual para abordar los desafíos emocionales y de relación asociados con el TDAH. También se pueden utilizar estrategias de organización y gestión del tiempo para ayudar a mejorar la productividad y el funcionamiento en el trabajo o en la vida personal. 

Es importante destacar que el TDAH es un trastorno crónico y que el tratamiento puede necesitar ajustarse a lo largo del tiempo según las necesidades individuales. Un enfoque multidisciplinario que involucre a profesionales de la salud mental, educadores y otros especialistas puede ser beneficioso para el manejo integral de la condición. Al fin y al cabo, es algo DE LA CABEZA que requiere abordarlo desde múltiples aristas. Nos leemos en una semana.

LA NEUROCOCINA

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 27 de agosto de 2023. Todos los derechos reservados.

Siempre se los digo: las Neurociencias se introducen cada vez más en todas las disciplinas del día a día. Y la alimentación no sería la excepción, mucho más tomando en cuenta que mediante los nutrientes correctamente elegidos, la salud cerebral tiende a ser óptima como veremos. Desde ese punto de vista, encontramos a la neurococina, una perspectiva de alimentación que busca promover la salud cerebral a través de la selección adecuada de nutrientes y alimentos. Se basa en la idea de que una buena alimentación tiene un impacto positivo en la función cognitiva, la memoria y el estado de ánimo. La dieta neurosaludable se compone principalmente de alimentos ricos en nutrientes que son beneficiosos para la salud cerebral. 

Algunos de los principales alimentos a incluir en una dieta neurosaludable son: 

- Pescado graso: como el salmón, el atún y las sardinas, que son ricos en ácidos grasos omega-3, que son esenciales para el desarrollo y funcionamiento adecuado del cerebro. 
- Frutas y verduras: especialmente aquellas de colores intensos, como las bayas, las espinacas, el brócoli y las zanahorias, que contienen antioxidantes y vitaminas necesarias para proteger el cerebro del daño oxidativo y promover la salud cerebral. 
- Frutos secos y semillas: como las nueces, las almendras y las semillas de chía, que son una excelente fuente de vitamina E y ácidos grasos omega-3, que pueden mejorar la función cerebral y reducir el deterioro cognitivo. 
- Cereales integrales: como la avena, el trigo integral y el arroz integral, que son ricos en fibra y liberan energía de manera sostenida, lo que ayuda a mantener el cerebro activo y con un buen rendimiento. 
- Legumbres: como los garbanzos, las lentejas y los frijoles, que son una fuente importante de proteínas vegetales, fibra y vitaminas del grupo B, que participan en la producción de neurotransmisores y en la función cerebral. 
- Aceite de oliva: rico en antioxidantes y ácidos grasos monoinsaturados, puede tener efectos positivos en la salud cerebral y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. 
- Huevos: son una fuente de proteínas de alta calidad y nutrientes importantes para el cerebro, como colina, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3. 
- Chocolate negro: con un alto contenido de cacao, puede mejorar el flujo sanguíneo cerebral y brindar antioxidantes beneficiosos para la salud cerebral. 
- Té verde: contiene compuestos antioxidantes y catequinas, que pueden promover un envejecimiento saludable del cerebro. 
-Yogur y alimentos fermentados: como el yogur natural y el chucrut, que son ricos en probióticos que pueden tener efectos beneficiosos en la salud intestinal, lo que se ha asociado con una mejor salud cerebral. 

Pero ¿qué hago con estos alimentos? ¿Cómo los combino? Yo no soy Euge Aquino o Colaso Bó, pero puedo sugerirte algunos platos neurosaludables desde las mismas raíces de la neurococina. Puede ser:
- Salmón a la parrilla con ensalada de espinacas y aguacate. 
- Ensalada de arándanos con nueces y semillas. 
- Omelette de espinacas y champiñones con pan integral tostado. 
- Pechugas de pollo a la plancha con puré de brócoli y zanahorias. 
- Ensalada de garbanzos con tomate, pepino y aceite de oliva. 
- Tazón de avena con frutos secos, semillas y banana en rodajas. 
- Ensalada de lentejas con verduras asadas y aderezo de yogur. 
- Tortilla española con papas, cebolla y aceite de oliva. 
- Pan integral tostado con aguacate, huevo poché y tomate. 
- Batido de arándanos con yogur natural y semillas de chía. 

Estos platos contienen ingredientes neurosaludable que brindan nutrientes esenciales para el cerebro y promueven la salud cerebral en general. Alimentarse también es algo DE LA CABEZA pero también debemos hacerlo PARA LA CABEZA. Nos leemos en una semana.

ALIMENTANDO AL CEREBRO

 

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 4 de junio de 2023. Todos los derechos reservados.

Somos lo que comemos. Nunca mejor aforismo aplicado al cerebro. Pero cuando preguntan cuáles alimentos son los más beneficiosos para el cerebro, nos toca recurrir a nuestros excelentes amigos nutricionistas para que nos cuenten qué regímenes son los más saludables para poder tener un cerebro sano, joven y permanentemente activo.

En primer lugar, hablamos de la famosa Dieta Mediterránea. La dieta mediterránea se ha asociado con una serie de beneficios para la salud, incluida la protección cerebral. Esta dieta se basa en alimentos como frutas, verduras, pescado, legumbres, nueces, semillas, granos enteros y aceite de oliva. Es rica en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a proteger las células cerebrales y promover la salud cognitiva. Dentro del marco de buenas costumbres alimentarias para el cerebro también consideramos el consumo de grasas saludables, ya que incorporarlas a la dieta es esencial para el funcionamiento óptimo del cerebro. Estas grasas saludables se encuentran en aguacates, nueces, semillas, aceite de oliva, pescado graso (como el salmón, la trucha y las sardinas) y aceite de pescado. Estas grasas contienen ácidos grasos omega-3 y omega-6, que se han asociado con beneficios para la salud cerebral y la memoria. 

Son famosos en los regímenes alimentarios saludables los antioxidantes, ya que ayudan a proteger las células del daño causado por los radicales libres. Alimentos ricos en antioxidantes incluyen frutas y verduras de colores brillantes, como bayas, uvas, espinacas, brócoli, tomates y té verde. Estos alimentos pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo y promover la salud cerebral. Igualmente, incluir vitaminas y minerales, ya que algunos nutrientes específicos han demostrado tener beneficios para la salud cerebral y la memoria. Estos incluyen las vitaminas del grupo B (como la vitamina B12, la vitamina B6 y el ácido fólico), la vitamina E, el magnesio y el zinc. Puedes obtener estas vitaminas y minerales de una variedad de alimentos, como vegetales de hojas verdes, frutos secos, legumbres, pescado, huevos y productos lácteos. 

Sin embargo, así como todo en la vida, también tenemos los alimentos que dañan al cerebro y lo hacen de manera bastante severa. Las grasas saturadas, presentes en alimentos como carnes grasas, lácteos enteros, mantequilla y alimentos fritos, pueden aumentar los niveles de colesterol y contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, ya que un flujo sanguíneo deficiente puede afectar la función cerebral y aumentar el riesgo de deterioro cognitivo. Igualmente, el consumo excesivo de azúcar refinado, presente en dulces, refrescos, pasteles y otros productos procesados, se ha asociado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Además, un alto consumo de azúcar puede afectar la función cognitiva y la memoria. 

Pero hay más grasas dañinas. Las grasas trans, presentes en alimentos fritos, comida rápida, productos horneados y margarinas endurecidas, son especialmente perjudiciales para la salud cerebral. Estas grasas pueden aumentar los niveles de colesterol LDL (colesterol "malo") y disminuir los niveles de colesterol HDL (colesterol "bueno"), lo que puede provocar inflamación y daño oxidativo en el cerebro. Por último, no puedo dejar de citar lo nocivo que es el consumo excesivo de sal, ya que puede contribuir a la hipertensión arterial, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y dañar los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. La hipertensión también se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Ah perdón, no me puedo olvidar que el consumo excesivo de alcohol puede dañar el cerebro a largo plazo, causando daño cerebral, disminución de la función cognitiva, deterioro de la memoria y mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. 

La alimentación también es una cuestion DE LA CABEZA y para la cabeza. ¿Nos leemos la próxima?

FOBIAS

 

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del domingo 28 de mayo de 2023. Todos los derechos reservados.

Hay miedos y miedos, causas y causas, algunas hasta llamativas. Pero cuando se salen de control hablamos de las fobias. Son trastornos de ansiedad caracterizados por un miedo intenso, irracional y persistente hacia un objeto, situación o actividad específica. Algunas de las fobias más comunes incluyen a la acrofobia (miedo a las alturas), la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), la aracnofobia (miedo a las arañas), la agorafobia (miedo a los espacios abiertos o situaciones difíciles de escapar), la hematofobia (miedo a la sangre o a las heridas) la aerofobia o aviofobia (miedo a volar en avión), la increiblemente diseminada coulrofobia (miedo a los payasos) y la cinofobia (miedo a los perros). 

Cuando una fobia se activa, se desencadenan respuestas físicas y emocionales en el cerebro y el cuerpo. El sistema límbico, que incluye la amígdala, juega un papel fundamental en el procesamiento del miedo y la ansiedad. La amígdala, una estructura en forma de almendra ubicada en el cerebro de la que tantas veces habláramos como interviniente en las emociones, es responsable de la respuesta de "lucha o huida" y puede activarse de forma excesiva en las fobias. Además de la amígdala, otras áreas cerebrales también están involucradas en las fobias, tal es el caso del córtex prefrontal, encargado del razonamiento y la toma de decisiones que puede influir en cómo se interpretan y se manejan los miedos. También se ha encontrado que el hipocampo, relacionado con la memoria y el aprendizaje, desempeña un papel en la adquisición y el mantenimiento de las fobias. 

Aparte de las fobias comunes ya descritas, también existen algunas fobias raras que pueden resultar sorprendentes. Estas incluyen la hexakosioihexekontahexafobia (si, asi de dificil, es el increible miedo al número 666), la pogonofobia (miedo a las barbas), la ablutofobia (miedo a lavarse o bañarse), la nomofobia (miedo a estar sin un teléfono móvil), la increible coulrofobia inversa (si, es cierto, es el miedo a las personas que no usan maquillaje de payaso), la linonofobia (miedo a las cuerdas). la eufobia (miedo a dar respuestas a preguntas) y la quilofobia (miedo a los labios). 

El tratamiento de las fobias generalmente se realiza a través de enfoques terapéuticos efectivos. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen: 

- Terapia de exposición: Es una forma de terapia cognitivo-conductual (TCC) en la que gradualmente se expone a la persona a la fuente de su miedo o fobia. 

- Terapia cognitiva: Se centra en identificar y cambiar los pensamientos negativos o distorsionados relacionados con la fobia. 

- Técnicas de relajación y manejo del estrés: El aprendizaje de técnicas de relajación, como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la meditación, puede ayudar a reducir los niveles generales de ansiedad y el malestar asociado a la fobia. 

- Terapia de desensibilización: Similar a la terapia de exposición, la terapia de desensibilización implica exponer gradualmente a la persona a la fuente del miedo mientras se le proporcionan técnicas de relajación para reducir la ansiedad. 

- Medicación: En algunos casos, se pueden prescribir medicamentos para ayudar a controlar los síntomas de ansiedad asociados con las fobias. Los medicamentos pueden incluir antidepresivos, ansiolíticos o betabloqueantes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los medicamentos no curan la fobia, sino que pueden aliviar los síntomas mientras se realiza la terapia. 

Es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento individualizado- Las fobias son, sin lugar a dudas, unas de las afecciones DE LA CABEZA más comunes. Nos leemos en una semana. 

jueves, 18 de mayo de 2023

EL CEREBRO EN EL CUARTO OSCURO

 

Se acerca el dia D en la hora H en que cada uno en la virtual "tranquilidad" del más que "virtual" "cuarto oscuro" (que en realidad es un apartado en un lugar abierto generalmente) emita la decisión sobre quiénes regirán los destinos del país en los próximos cinco años. Momento protagónico si lo hay en la construcción de realidades, que nos avala a exigir o no en la medida que hayamos ejercido el derecho/obligación de votar. Pero eso no es precisamente lo que quiero abordar en esta columna, sino intentar comentarles lo que hace el cerebro en ese preciso momento de votar.

La mente humana puede comportarse de diversas maneras en el momento de emitir un voto en una elección, ya que esta decisión puede estar influenciada por múltiples factores, como las creencias políticas, la identificación con un partido, la percepción de los candidatos, las promesas electorales, la información previa, entre otros. En general, cuando una persona emite un voto en una elección, su mente puede experimentar diversas emociones, como la satisfacción por haber ejercido su derecho democrático, la incertidumbre por no saber cuál candidato o partido es el mejor, la preocupación por las consecuencias de su elección, entre otras. Además, el proceso de decisión en el momento de votar puede estar influenciado por la razón y la emoción. Por ejemplo, una persona puede decidir su voto basándose en una evaluación racional de las propuestas políticas y la trayectoria de los candidatos, o bien, puede dejarse llevar por la emoción que le genera un discurso o una figura política en particular. El comportemiento de la mente humana en el preciso momento de emitir un voto en una elección puede ser muy complejo y estar influido por diferentes factores cognitivos, emocionales y sociales.

El proceso de emisión de un voto en una elección involucra múltiples áreas del cerebro y depende de varios factores, como las emociones, la educación, la cultura, la personalidad y las experiencias previas del votante. Algunos de los procesos cerebrales involucrados en la emisión de un voto son: 

- Procesamiento de información: El cerebro procesa información sobre los candidatos, sus propuestas y su imagen pública. Esta información es recibida a través de diversos medios, como la televisión, la radio, Internet y las conversaciones con otras personas. El cerebro procesa esta información y la utiliza para formar una opinión sobre los candidatos. 

- Emociones: Las emociones también juegan un papel importante en la emisión de un voto. El cerebro procesa las emociones que los candidatos evocan en el votante, como la empatía, el miedo o la confianza. Estas emociones pueden influir en la decisión del votante. 

- Toma de decisiones: El cerebro utiliza la información y las emociones para tomar una decisión. El proceso de toma de decisiones implica la activación de varias áreas del cerebro, como la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala. 

- Motivación: La motivación también puede influir en la emisión de un voto. El cerebro puede estar motivado por diversos factores, como la búsqueda de un cambio, la lealtad a un partido político o la satisfacción de necesidades personales o sociales. 

En resumen, el proceso de emisión de un voto implica la integración de información, emociones, motivaciones y toma de decisiones en el cerebro del votante. Este proceso puede ser influenciado por factores internos y externos y es un fenómeno complejo que puede variar de persona a persona. Y evidentemente, es un tema DE LA CABEZA. La misma que debemos usar para elegir el candidato que en los próximos cinco años nos haga realmente sentir que vamos a estar mejor. Nos leemos en siete días.

LAS NEUROCIENCIAS EN LA POLITICA

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del 26 de marzo de 2023 del Diario La Nación. Todos los derechos reservados.

Se acercan días cruciales en el país, cuando vamos a elegir quienes nos guiarán en los próximos cinco años. Y es importante (aunque parezca redundancia) recordar que las elecciones son cosa DE LA CABEZA, donde el cerebro es el culpable de que elijamos bien o mal. Por eso es importante tener en cuenta que en la política (la palabra fea que empieza con p y termina con a como siempre escribe mi amigo Felipe cada lunes) es eminentemente... cerebral. Y eso es innegable.

Las neurociencias han llegado a tener una importante influencia en la política y en las elecciones presidenciales. Con el avance de la tecnología y las técnicas de neuroimagen, los científicos han descubierto cómo el cerebro procesa la información política y cómo las emociones influyen en las decisiones políticas. Esto se realiza en varios puntos que analizaremos someramente en este artículo. En primer lugar, se ha demostrado que el cerebro humano tiene una predisposición natural hacia ciertos valores políticos. Por ejemplo, las personas que tienen una mayor actividad en la amígdala, una región cerebral relacionada con la emoción, tienden a ser más conservadoras en su orientación política. Por otro lado, las personas que tienen una mayor actividad en la corteza prefrontal, una región cerebral relacionada con el razonamiento y la toma de decisiones, tienden a ser más liberales. Esto significa que las campañas políticas pueden adaptar su mensaje para apelar a las emociones y valores de su audiencia. Por ejemplo, los políticos conservadores pueden utilizar imágenes de miedo y amenaza para activar la amígdala y convencer a los votantes de que necesitan protegerse de algún peligro. Por otro lado, los políticos liberales pueden utilizar imágenes de igualdad y justicia para activar la corteza prefrontal y convencer a los votantes de que necesitan apoyar políticas que fomenten la justicia social. Increible pero cierto.

Además de lo dicho, las neurociencias también han demostrado que la forma en que se presenta la información política puede influir en la forma en que se toman las decisiones. Por ejemplo, los políticos pueden utilizar técnicas de persuasión, como la repetición y la simplificación, para activar el sistema de atención del cerebro y hacer que la información sea más fácil de procesar. También pueden utilizar técnicas de priming, como la exposición a ciertas palabras o imágenes antes de presentar una propuesta, para influir en la forma en que se interpreta la información. Esto lo vemos ahora mismo en las diferentes técnicas de campaña de los candidatos presidenciales, aunque algunos "se sale de la norma" y apelan a la emoción descontrolada mediada por el ataque. Pero bueno, son estrategias cuestionables, pero estrategias al fin.

Por último, las neurociencias también pueden ser útiles para comprender la forma en que las emociones influyen en el comportamiento político. Por ejemplo, la ansiedad y el miedo pueden hacer que las personas sean más propensas a apoyar políticas conservadoras y autoritarias, mientras que la empatía y la compasión pueden hacer que las personas sean más propensas a apoyar políticas liberales y de justicia social. En conclusión, las neurociencias tienen un papel cada vez más importante en la política y en las elecciones presidenciales. Los políticos pueden utilizar la comprensión de cómo el cerebro procesa la información política para adaptar su mensaje y persuadir a los votantes... que lo hagan ya es "arena de otro costado" como decía un vernáculo filósofo emanado de la cuna política hace unas décadas. Además, y no menos importante en los papeles, aunque siempre ignotada en la realidad, la comprensión de cómo las emociones influyen en el comportamiento político puede ayudar a los políticos a crear políticas que sean más efectivas para sus electores. 

Es importante seguir investigando en este campo para entender mejor cómo funciona el cerebro en el contexto político y cómo se pueden utilizar estos conocimientos para mejorar la toma de decisiones políticas. Y que, por fin, la política se entienda como un verdadero asunto DE LA CABEZA. Nos vemos en una semana.

PARÁLISIS DEL SUEÑO: "TENGO MIEDO A DORMIR DE NOCHE..."

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 16 de marzo de 2023. Todos los derechos reservados.

Mucha gente tiene terror a dormir. Y no se relaciona con películas de horror ni con la visita de la suegra. Es la temida parálisis del sueño. Mucha gente la confunde con la apnea del sueño (o mal de Ondina, llamado así porque Ondina, una ninfa del agua, maldijo a su amante terrenal con morir si se olvidaba de respirar), pero esta es completamente diferente. Es un trastorno que se caracteriza por episodios donde la persona que lo sufre, despierta normalmente de forma brusca pero no puede moverse ni hablar. Este fenómeno ocurre durante la transición entre el estado de sueño y vigilia, es decir, en el preciso momento en que tendríamos que despertarnos normalmente. La parálisis del sueño puede estar acompañada de alucinaciones aterradoras. Se estima que el 50% de la población ha experimentado este trastorno en algún momento de su vida. 

Los síntomas de la parálisis del sueño incluyen una incapacidad temporal para moverse o hablar al despertar o cuando se está quedando dormido. Durante un episodio de parálisis del sueño, la persona está totalmente consciente y puede percibir lo que sucede a su alrededor. Los episodios pueden durar desde unos segundos hasta varios minutos. La persona afectada puede sentir una presión en el pecho, dificultad para respirar y experimentar alucinaciones visuales, auditivas o táctiles. La duración de un episodio de parálisis del sueño varía, pero generalmente dura desde unos pocos segundos hasta 1 o 2 minutos, aunque en raras ocasiones, la persona puede experimentar alucinaciones o sensaciones similares a los sueños que pueden causar temor. No obstante, algunos factores pueden influir en la duración y frecuencia de los episodios, como el estrés, la falta de sueño, cambios en el horario de sueño y ciertos medicamentos. Sí, la duración de la parálisis del sueño puede variar en diferentes personas. 

Durante la parálisis del sueño, el cerebro está despierto pero el cuerpo no puede moverse debido a que se encuentra en modo MOR o REM (movimiento rápido de los ojos o rapid eye movement por sus siglas en inglés) y aún no ha despertado completamente. La transición del cuerpo hacia o desde el sueño MOR/REM no está sincronizada con el cerebro. Esta parálisis muscular es un mecanismo preventivo para evitar que actuemos nuestros sueños y solo los imaginemos mentalmente, a diferencia del sonambulismo donde la persona se mueve y realiza acciones de manera automática sin estar despierta. La persona afectada por la parálisis del sueño experimenta una sensación de estar paralizada. Durante el sueño MOR/REM, una estructura a nivel del cerebro se encarga de paralizar los músculos voluntarios, mientras la actividad de la mente continúa, y esta se halla disociada en su funcionamiento en las personas que padecen la parálisis del sueño, causando una disociación entre los mecanismos que provocan la relajación muscular en el sueño MOR/REM y aquellos que permiten al cerebro despertar y estar consciente. 

Aunque por sí misma no es peligrosa, puede generar tensión o malestar en quien la padece si ocurre con mucha frecuencia. No obstante, no hay evidencia de que la parálisis del sueño afecte directamente al cerebro. No existe un tratamiento específico para la parálisis del sueño, pero hay algunas medidas que pueden ayudar a reducir la posibilidad de sufrirla. Estas incluyen controlar el estrés, mantener un horario regular para dormir y tener buenos hábitos de sueño. En personas con problemas de salud mental, como ansiedad, los medicamentos y la terapia conductual (psicoterapia) pueden ayudar a tratar el padecimiento de salud. Además, algunos abordajes como la meditación y atención plena pueden ser útiles. Antes de ayer conmemoramos el día mundial del sueño, y tenemos que tener consciencia que esto es algo DE LA CABEZA. Nos leemos en siete días, duerman lindo.

EL EXTRAÑO COMPORTAMIENTO NEUROLOGICO DEL CHIKUNGUNYA

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 12 de marzo de 2023. Todos los derechos reservados.

Estamos afrontando la peor epidemia de chikungunya que hayamos recordado. Esta enfermedad ABSOLUTAMENTE PREVENIBLE no mediante ninguna vacuna más que la de la LIMPIEZA y la HIGIENE, está haciendo estragos en nuestra sociedad, llevándose víctimas mortales y causando lo que conocemos como morbilidad alta en la población, que desborda los consultorios por el post-chikungunya: manifestaciones dolorosas, afectación de las articulaciones, afectaciones cutáneas y, sorpresivamente, en exceso "toques" neurológicos.

Precisamente, esto es lo que más está preocupando a la colectividad médica: el anormal comportamiento del virus respecto al sistema nervioso. Se ha encontrado que en muchos casos, descontando el dolor del que hablo un poco más adelante, el paciente llega con daño neurológico que puede ser importante: desde una "simple" parálisis facial ("congelamiento" de una mitad de la cara que no es grave pero que, mal tratada o no tratada, puede tener colateralismos como lesiones de la córnea con severos trastornos de la visión por dormir con el ojo sin cerrar por la parálisis) hasta reacciones inflamatorias severas en el tejido que cubre el sistema nervioso (meningitis) o del mismo tejido encefálico (encefalitis), pasando por daños diversos a la médula espinal (mielitis) con trastornos severos en cuanto a movilidad y otros factores, incluso respiratorios si la mielitis es a niveles altos de la médula.

La causa de esta agresividad del virus (o la respuesta de defensa del cuerpo al mismo, esto es lo que se está evaluando) está siendo abordada por los más reputados infectólogos, neurólogos, epidemiólogos y colegas dedicados a este menester en el país. No se sabe si es una variante más agresiva o una mutación del virus, pero ya se ha dado la alerta a nivel sanitario continental por esto. 

A nivel de dolor, el virus del chikungunya (y la reacción inflamatoria o de respuesta defensiva del propio cuerpo) puede causar dolorosísimas inflamaciones en articulaciones y músculos, despertando inclusive factores reumatológicos en personas que no tenían esta respuesta inmunitaria anteriormente. Eso sin contar los altos valores de fiebre y las lesiones bucocutáneas de la enfermedad: rash o sarpullido, lesiones en mucosa gingival (encías) y lengua, etc.

Mis queridos lectores: estamos ante un virus que es absolutamente prevenible. Nunca mejor aplicado el término "muerto el perro, muerta la rabia": debemos (perdón con la insistencia) eliminar al vector para que el virus no se transmita. Ergo, nada cuesta cuidar que no se reproduzcan los mosquitos. Ya sabemos como, no voy a hartarles con estas recomendaciones aquí, solo pedirles, rogarles, implorarles que lo hagan.

Y por último: suplicarles que no se automediquen. El exceso de medicación, como los analgésicos y puntualmente los corticoides, no son para nada saludables, y deben siempre ser recomendados por un médico especialista en dolor, un internista o un reumatólogo. Los corticoides no son inocuos. Por favor, consulten, no lo hagan por sugerencias o por voces no especializadas. Las consecuencias pueden ser muy malas a corto y largo plazo.

Es así como, en vez de hablar de las Neurociencias que tanto nos apasionan, tengo que dedicar este DE LA CABEZA a pedirles que nos cuidemos (una vez más) entre todos. Nos leemos en una semana.

EL CEREBRO DEL PSICÓPATA

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 5 de marzo de 2023. Todos los derechos reservados.

Cuando hablamos de psicópata, nos viene a la mente indefectiblemente la magistral composición actoral de Anthony Hopkins y su inmejorable Hannibal Lecter de la trilogia "The silence of the lambs" (en español "El silencio de los inocentes"), o la del temible Norman Bates de "Psicosis". Entonces, nos viene la inevitable pregunta: ¿es su cerebro diferente al nuestro?La respuesta nos viene de la ciencia y los científicos lo tienen meridianamente claro, es distinto tanto desde un punto de vista estructural como biológico. 

Un grupo de científicos del Instituto de Psiquiatría del Kings College de Londres ha comprobado que el cerebro de los psicópatas muestra menor actividad eléctrica en ciertas áreas cerebrales, aquellas que se encargan de evaluar las emociones a las expresiones faciales. Para llegar a esta conclusión realizaron un estudio en el que mostraban a seis psicópatas y a nueve individuos sanos imágenes de rostros con distintas emociones. La actividad cerebral de todos los participantes se incrementó en aquellas áreas que se encuentran involucradas en el procesamientos de expresiones cuando se les mostraba caras felices, en contraste con rostros neutrales, si bien, esta actividad fue menor en el grupo de los psicópatas. Las diferencias se hicieron más llamativas entre los dos grupos del estudio cuando se les mostraron rostros atemorizados. Las personas sanas incrementaron la actividad cerebral mientras que los psicópatas tuvieron una disminución de la misma. En otro estudio se analizó mediante resonancia magnética el cerebro de criminales psicópatas condenados por homicidio, violación con estrangulación o intento de asesinato. Los investigadores observaron que había ciertas alteraciones estructurales, especialmente en dos zonas, en el fascículo uncinado, que conecta con la amígdala –una zona relacionada con las emociones y el miedo que ya hemos enfocado bastante en esta columna- y la corteza orbitofrontal, que se encarga de la toma de decisiones. 

Los psicópatas llevan a cabo acciones que les proporcionen satisfacción sin tener en cuenta los daños sobre terceros y los peligros que se puedan derivar de sus acciones. Esto hace que este grupo de personas interactúe con otras como si se tratase de simples objetos . Su cerebro tiene alterado el sistema de recompensa, más concretamente, tienen una hiperreacción ante la dopamina , es decir, la sensación de placer que tiene cuando se libera esta sustancia es mayor que en un cerebro normal. Esta alteración bioquímica es la que les impulsa a buscar a tener una recompensa a toda costa. Por otra parte, hay que tener en cuenta que no todos los psicópatas son asesinos en serie. Su alteración cognitiva no les lleva necesariamente a cometer el mal, lo que sí hacen es actuar en su propio beneficio. Para conseguirlo tienen determinadas cualidades que les ayudan a obtenerlo, en general, son inteligentes, encantadores, capaces de superar situaciones de estrés sin marcado nerviosismo, muestran dificultades para aprender de la experiencia y suelen tener una vida sexual poco estable e impersonal .

Así que ya saben: por suerte y según la neurociencia, nuestro cerebro no es igual al de los psicópatas. Explicaciones dominicales que nos dejan DE LA CABEZA. Nos leemos el domingo que viene.

EL CEREBRO DEL ADULTO: ¿PUEDE CAMBIAR?

 


Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 26 de febrero de 2023. Todos los derechos reservados.

Te la hago corta este domingo: la respuesta es "sí", el cerebro puede cambiar a todas las edades por medio de su maravillosa propiedad conocida como neuroplasticidad, o plasticidad neuronal, que es la capacidad del cerebro para modificarse, adaptándose a través de la experiencia. Y es que nuestros cerebros son verdaderamente extraordinarios porque, a diferencia de las computadoras, que se construyen con ciertas especificaciones y reciben actualizaciones de software periódicamente, nuestro cerebro recibe actualizaciones de «hardware» además de actualizaciones de «software» de modo permanente. Diferentes caminos por medio de las neuronas se forman y se adormecen, se crean y se descartan, según nuestras experiencias. 

Cuando aprendemos algo nuevo, creamos nuevas conexiones entre nuestras neuronas. Reconectamos nuestros cerebros para adaptarnos a nuevas circunstancias. Esto sucede a diario, pero, ¡también es algo que podemos alentar y estimular! Durante muchas décadas, se pensó que el cerebro era un «órgano no renovable», que las células cerebrales se otorgan en una cantidad finita hasta cierta edad y mueren lentamente a medida que envejecemos. Sin embargo, las investigaciones posteriores encontraron que si bien las células cerebrales mueren, por envejeciomiento u otras causas, también se adaptan y se reconectan, e incluso pueden volver a crecer o reponerse. Esto es lo que se conoce como “neurogénesis”. 

Hay dos tipos principales de neuroplasticidad. La primera es la neuroplasticidad estructural que es la capacidad del sistema nervioso de reestructurar las conexiones entre neuronas y que puede cambiar con el tiempo a causa de las diferentes experiencias y el aprendizaje. La segunda es la neuroplasticidad funcional que son los cambios funcionales que tienen lugar de una región del cerebro a otra y se da cuando sufrimos algún tipo de daño cerebral y una parte del cerebro se encarga de asumir las funciones que realizaba el área dañada. Ambos tipos son verdaderamente increíbles, pero la neuroplasticidad estructural es probablemente la que más atención suscita en este momento. Ya sabemos que algunas funciones se pueden desviar, volver a aprender y restablecer en el cerebro, pero los cambios en la estructura real del cerebro es donde se encuentran muchas de las emocionantes posibilidades. 

¿La neuroplasticidad se modifica con la edad? Sí, la neuroplasticidad definitivamente cambia con la edad, pero hay matices importantes. El cerebro de los niños crece, se desarrolla y cambia constantemente. Cada nueva experiencia provoca un cambio en la estructura o función del cerebro, o en ambos. Al nacer, cada neurona del cerebro de un bebé tiene unas 7500 conexiones con otras neuronas. A la edad de 2 años, las neuronas del cerebro tienen más del doble del número de conexiones en un cerebro adulto promedio. Estas conexiones sufren un proceso de «limpieza», se eliminan lentamente a medida que el niño crece y comienza a formar sus propios patrones y conexiones únicos. Estos procesos son más fuertes y más pronunciados en los niños pequeños, lo que les permite recuperarse de una lesión con mucha más eficacia que la mayoría de los adultos. En los niños, se pueden observar casos increíbles de crecimiento, recuperación y adaptación neuroplásticos. Por su parte, en adultos, si bien se observa menos activa que en los niños y con menor fuerza, el cerebro adulto todavía es capaz de cambios extraordinarios. En los adultos, el cerebro puede restaurar conexiones y funciones antiguas y perdidas que no se han utilizado en algún tiempo, mejorar la memoria e incluso mejorar las habilidades cognitivas generales. El potencial generalmente no es tan grande en los adultos mayores como en los niños y adultos jóvenes, pero con un esfuerzo sostenido y un estilo de vida saludable, los adultos son tan capaces de promover cambios positivos y crecimiento en sus cerebros como las generaciones más jóvenes. 6 últimos descubrimientos 

Estos son algunos de los desarrollos más nuevos y emocionantes en el campo de la neuroplasticidad, y son definitivamente consejos que podemos tener para seguir aprendiendo en virtud a la neuroplasticidad: 

- Los entornos enriquecidos (saturados de novedad, atención enfocada y desafío) son fundamentales para promover la neuroplasticidad y pueden provocar crecimiento y adaptación positiva durante toda la vida. 

- Tan solo 10 sesiones de una hora de entrenamiento cognitivo durante 5 o 6 semanas tienen el potencial de revertir la misma cantidad de declive relacionado con la edad que se ha observado en el mismo período de tiempo. 

- La actividad física y el buen estado físico pueden prevenir o retrasar la muerte neuronal normal relacionada con la edad y el daño al hipocampo, e incluso aumentar el volumen del hipocampo. 

- El ayuno intermitente puede promover respuestas adaptativas en las sinapsis. 

- El insomnio crónico se asocia con atrofia (muerte y daño neuronal) en el hipocampo, mientras que el sueño adecuado puede mejorar la neurogénesis.

Nunca es tarde para estar DE LA CABEZA con la actividad cerebral. ¿Y si empezamos hoy? Nos leemos en una semana.

EL DILEMA DEL CEREBRO NETFLIX: ¿CUÁL SERIE ELIJO?

 

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 19 de febrero de 2023. Todos los derechos reservados.

Que levante la mano pero no el que no lloró un amor, sino quien nunca haya pasado por el dilema de tener que elegir que película o serie ver. Y peor si, como yo, está suscrito (como buen amante del cine) a Netflix, Hbo Max, Amazon y Star, sumado a los atrapantes videos de Youtube: un dilema para cualquier cerebro...!!! Y es porque, aunque no lo crean, el tener muchas opciones puede paralizarnos. Lo demostró una psicóloga de la Universidad de Columbia mucho antes de estos "cruciales dilemas" de cada fin de semana aparecieran, más exactamente hace un cuarto de siglo ya. El experimento de la Dra. Sheena Inyegar, investigadora de la Universidad de Columbia, consistía en observar qué grupo de consumidores compraba más tarros de mermelada en un supermercado, si aquellos a los que en les ofrecían más variedad de sabores (24) o a los que menos (6). Y ya me van a disculpar el spoiler, pero les anticipo: efectivamente, demasiada oferta paralizaba la compra. El 60% de los clientes que participó en aquel experimento de las mermeladas, convertido ya en un clásico de la psicología, se paró frente al expositor más variado, el que ofrecía 24 sabores. De lo que se dedujo que cuanta más variedad hay, más se llama la atención del consumidor (solo el 40% se paró ante el stand que tenía solo seis tipos). Lo paradójico fue que un 30% de quienes estaban frente a la oferta más limitada sí que se decidió por comprar alguna, mientras que solo un 3% de quienes contemplaban las dos docenas optaron por comprar mermelada. 

Lo razonable sería que cuanta más elección mejor, pero en realidad (y esto lo conocen muy bien la gente que trabaja en marketing y en ciencias económicas) nos encontramos ante la llamada (por este mismo experimento) "paradoja de la mermelada" es que cuantas más opciones hay, más gente se acerca a probar pero menos gente compra. Ante tantas opciones se puede crear una presión al consumidor que bloquea su decisión. Hay una sobrecarga de la elección. Si 24 tarros de mermelada paralizaban a los clientes de aquel súper experimental, qué no harán con nuestros cerebros los miles de shows (digo bien, miles) que abarrotan el mando virtual de la pantalla conectada. ¿Nos estamos suscribiendo a contenidos por encima de nuestras posibilidades? ¿Resulta esta saturación contraproducente para el negocio de las plataformas televisivas? Lo primero puede ser, lo segundo no parece. Lejos de preocuparse por la saturación, la oferta de contenidos televisivos no deja de aumentar. Y es que la paradoja de la mermelada funciona perfectamente en los sistemas de televisión "on demand". 

Elegir es renunciar y cuando tienes muchas cosas para elegir estás renunciando a mucho, por eso es complicado decidirse A diferencia de lo que pasaba con los tarros del súper, para las plataformas de contenidos en general no es un problema que el consumidor se angustie ante tanta oferta y pruebe el producto pero cada vez le cueste más decidirse por uno. En el caso de las series, hay dos momentos decisivos: una cosa es probar y otro comprar, pero en el streaming el momento de probar es el de suscribirte al servicio. Ahí tienen que darte la sensación de ofrecer de todo, para que te suscribas. Te crean la necesidad de suscribirte a todo, pero a la hora de la verdad mucha gente se pasa más tiempo navegando por el menú que viendo algo (lo sé porqie me pasa a mí). Elegir es renunciar y cuando tienes muchas cosas para elegir estás renunciando a mucho, por eso es complicado decidirse. Ese estrés es el que bloquea, porque mucha gente prefiere no tomar una decisión a tener la sensación de haberse equivocado. Pero como nos gusta probar, para entonces ya estamos suscritos. Y es que, en realidad, lo que mueve al consumidor a suscribirse no es solo la variedad, es el contenido exclusivo. En términos de la paradoja de la mermelada, mejor que ofrecer muchos sabores es ofrecer uno que no tiene nadie más. Para convencer a la gente a de que se suscriba a otro servicio más, cuando ya no da abasto con lo que tiene, hay que convertir un contenido exclusivo en acontecimiento, como hicieron HBO con Juego de Tronos o Netflix con La Casa de Papel

Ante la sobresaturación de series que ver, estas empresas están invirtiendo mucho en analítica de datos para facilitar al consumidor un filtro que preseleccione qué tipo de contenido le puede gustar más en función a sus elecciones previas. Muchos suscriptores se quejan a menudo, sin embargo, de que el algoritmo es menos perspicaz de lo que les gustaría. Es razonable dudar, sin embargo, si el algoritmo de Netflix es tonto o se lo hace. El consumidor valora la ilusión de libertad de elección, y empresas como Netflix procesan mucha más información de nuestros gustos de las que nos muestran, porque no nos gustaría sentirnos controlados. Los algoritmos que nos recomiendan contenido saben que los humanos no somos seres racionales. Y al final del día no estamos para decisiones difíciles. Pero no siempre es igual de difícil decidir qué ver. En cuanto entramos un programa que nos gusta, continuamos enganchados hasta el final. De hecho, hasta segregamos dopamina que lo vuelve en cierto modo adictivo. Por eso es tan difícil ese síndrome de abstinencia al terminar una serie que nos ha enganchado durante un tiempo, porque al estar de bajón, le guardamos cierto rencor al primer capítulo de la siguiente serie a la que no le tenemos apego. El algoritmo sabe que la primera opción no suele enganchar porque, como pasa con las relaciones después de una ruptura sentimental, mucha gente necesita alguna aventura irrelevante y de transición antes de comprometerse en serio con la siguiente serie. Y esto empeorará: en la próxima década, no solo es previsible que aumente el contenido, también la sofisticación del big data que procesa nuestros gustos. No olvidemos que las plataformas de streaming no solo son canales, también productoras de sus propios contenidos. Y con el sistema de análisis de datos actual, no solo conocen con exactitud qué shows tienen más éxito entre la audiencia, sino incluso qué escenas dentro de cada película son las que tienen más éxito. Esta información les permite generar más series que incluyan este tipo de contenidos o personajes, aunque luego las revistan de otra época o en otro país para ofrecer la sensación de variedad. 

Entonces y finalmente...¿qué sería lo racional ante la saturación? Fijémonos a cuánto han llegado las plataformas: saben que apenas unas pocas series se cuelan en la conversación cotidiana, que es el paso fundamental para crear la necesidad en la audiencia de suscribirse a algo. Si no sabes que existe, no lo necesitas. Entonces, la nueva batalla de las plataformas es colocar contenido en la conversación para superar el riesgo de colapso ante tanta opción: no quieres verlo ni probarlo todo, sino aquello de lo que hablan tus amigos o compañeros de trabajo. Se sabe que Netflix maneja estudios de que si en 90 segundos el usuario no se ha interesado por nada, entra en un bucle en el que cada vez le cuesta más decidirse, por eso invierte tanto en la promoción de determinadas series o películas, para ver si consigue interesarte con alguno. La mala noticia para superar el síndrome de la saturación es que, según la mayoría de experimentos de economía del comportamiento, los humanos no solemos ser capaces de actuar de forma racional. La buena es que no estamos perdiendo el control de nuestras decisiones, es que nunca lo hemos tenido. Y es que esto es DE LA CABEZA: el reverso tenebroso de la sobreoferta es el estrés de la toma de decisiones donde nos crean la necesidad de suscribirnos a todo, pero terminamos no viendo casi nada. Y comiendo mermelada. Nos leemos en una semana.

AL MAESTRO CON CARIÑO

 


Artículo correspondiente a la columna semanal del Diario La Nación del domingo 30 de abril de 2023. Todos los derechos reservados.

El cerebro humano es un órgano complejo y fascinante que desempeña un papel fundamental en la capacidad de un docente para enseñar y transmitir información a sus estudiantes. Mediante muchísimos estudios del funcionamiento cerebral, inclusive específicamente al respecto de cómo el cerebro procesa la información y cómo se relaciona con la enseñanza, aún hay mucho que aprender sobre cómo los diferentes estados mentales y emocionales de un docente pueden afectar su actividad cerebral durante la enseñanza. Es absolutamente apasionante el conocimiento de cómo se comporta el cerebro del docente mientras enseña, qué centros y zonas cerebrales se activan durante diferentes estados mentales y emocionales, y cómo la paciencia, el entusiasmo y la abnegación de enseñar afectan la actividad cerebral. 

Revisando la literatura científica existente sobre el cerebro y la enseñanza centrados en la actividad cerebral durante la enseñanza y en cómo diferentes estados mentales y emocionales afectan la actividad cerebral, nos damos cuenta que el cerebro del docente se activa de manera significativa durante la enseñanza. Se ha observado que varias áreas del cerebro se activan durante la enseñanza, incluidas las áreas del lenguaje, la memoria, la atención y el procesamiento sensorial. Además, los estudios sugieren que diferentes estados mentales y emocionales, como la paciencia, el entusiasmo y la abnegación, pueden tener un impacto significativo en la actividad cerebral durante la enseñanza. La paciencia es una habilidad importante para los docentes, y se ha observado que la paciencia activa el córtex prefrontal medial, que se relaciona con la regulación emocional y la toma de decisiones. Además, la paciencia también se ha asociado con una mayor actividad en el sistema de recompensa del cerebro, que puede ayudar a los docentes a sentirse más satisfechos con su trabajo y motivados para seguir enseñando. 

Por su parte, el entusiasmo y la pasión por enseñar también parecen tener un impacto significativo en la actividad cerebral. Se ha demostrado que el entusiasmo activa el sistema límbico, que se relaciona con las emociones y la motivación. Además, el entusiasmo también se ha asociado con una mayor actividad en las áreas del cerebro relacionadas con la atención y la memoria, lo que puede ayudar a los estudiantes a retener mejor la información. Por su parte, la abnegación de enseñar, es decir, la disposición a poner el bienestar de los estudiantes por encima del propio, también se ha relacionado con una mayor actividad en el sistema de recompensa del cerebro. Además, la abnegación también parece activar el córtex prefrontal medial y otras áreas del cerebro relacionadas con la regulación emocional y la toma de decisiones. 

Por último, también el docente debe fomentar la creatividad en los alumnos, siendo primeramente él absolutamente creativo en la preparación de sus clases. La creatividad es una función cognitiva compleja que involucra diferentes procesos cognitivos y áreas cerebrales. Para que un docente sea creativo a la hora de diseñar clases, es importante que su cerebro esté en un estado de activación adecuado y que esté estimulando ciertas áreas cerebrales clave. Diferentes estudios han demostrado que la creatividad está asociada con la activación de varias áreas cerebrales, incluyendo el lóbulo frontal, el córtex prefrontal dorsolateral, la corteza cingulada anterior, el lóbulo temporal, el cerebelo y la amígdala. Estas áreas están involucradas en diferentes aspectos del proceso creativo, como la generación de nuevas ideas, la selección de las mejores ideas, la flexibilidad mental y la resolución de problemas. Para estimular la creatividad en los alumnos, es importante que el docente fomente un ambiente de aprendizaje que permita la exploración y el descubrimiento. Esto puede lograrse mediante el uso de actividades que estimulen la imaginación y la curiosidad, y que involucren la resolución de problemas complejos y la toma de decisiones.

En este día del maestro, que las felicitaciones sean más que simples actos acartonados o regalos de ocasión: sea un verdadero reconocimiento a una de las profesiones que más DE LA CABEZA debe ser para formar nuevas mentes, nuevos seres, nuevas esperanzas. Feliz día y gracias queridos maestros...!!!

GRACIAS, ESTOY SATISFECHO

 

El cerebro tiene intrincados mecanismos que regulan con una gran dosis de complejidad, la ingesta de agua, sales, nutrientes y alimentos. De estas conductas, nacen los impulsos que conocemos como hambre y sed. Estos impulsos son mantenidos hasta que llega la saciedad, momento en el que se termina la ingesta. En el hambre y la sed intervienen mecanismos como el balance energético de los tejidos, señales mecánicas y bioquímicas del tracto gastrointestinal, sistemas de neurotransmisión en el tronco cerebral y diencéfalo, y sus vías nerviosas que lleven y traigan todos esos impulsos desde y hacia el sistema nervioso central. Numerosos compuestos químicos intervienen en esos mecanismos complejos. Nuestro organismo extrae la energía de los nutrientes, que se dividen en carbohidratos, lípidos y proteínas. El gasto de energía a su vez, se divide en metabolismo basal (que es el usado para las funciones básicas y estrictamente necesarias para vivir), termogénesis (el usado para generar calor corporal) y el gasto (que es lo que invertimos en nuestras actividades). Un individuo normal en estado sedentario tiene un gasto medio de 2.300 kilocalorías dividido en un 75% para el metabolismo basal, un 7% para la termogénesis y el resto para las actividades que causen gasto. 

La saciedad es un mecanismo del organismo destinado a restablecer el equilibrio una vez que se ha satisfecho la demanda de nutrientes. Es un proceso complejo con actividad neuronal importante que concluye con la inhibición de la conducta de la ingesta. A medida que el bolo alimenticio progresa por el tracto intestinal, va estimulando diferentes regiones con receptores nerviosos situados principalmente en el estómago y en la parte superior del intestino delgado, y que generan impulsos que se dirigen al cerebro por medio de uno de los llamados pares craneales (porque nacen uno a cada lado y emergen del sistema nervioso por el cráneo), específicamente el décimo par craneano, llamado nervio neumogástrico o simplemente nervio vago, que es el nervio craneano más largo y extenso, y que nace en el tronco cerebral en una región denominada área postrema y núcleo del tracto solitario . Este último detalle citado no es un exceso de erudición, sino que es muy importante de citar, ya que las neuronas del área postrema se hallan en contacto con otras regiones del cerebro que participan de la regulación de la conducta alimentaria, como el hipotálamo, que, como hemos visto, es una pequeña formación en la región basal del cerebro. 

La influencia del hipotálamo sobre la conducta alimentaria es muy importante. Se halla relacionado con información sensorial sumamente importante que llega a él desde el nervio vago. Por ejemplo, recibe información somatosensorial de la lengua y el rostro que es muy importante a la hora de discriminar entre las propiedades de los alimentos. También recibe información de estructuras relacionadas con el sistema límbico que es quien participa de los procesos motivacionales y de refuerzo de la conducta. El hipotálamo integra toda esa información, y la traduce en respuestas conductuales de hambre o saciedad. La información que llega al cerebro desde el tubo digestivo es muy variada y opera de diferentes formas. Intervienen neurotransmisores, péptidos (que son proteínas de cadena corta), lípidos y hormonas. Las señales se producen a partir de estímulos mecánicos (distensión del tubo digestivo), metabólicos (contenido graso de la dieta) o por acción de hormonas. Todo esto interviene en el proceso de hambre-saciedad que no solo interviene en la ingesta alimentaria, sino en el mantenimiento de las reservas energéticas del organismo. Los fallos en cualquier punto de este sistema causan pérdida de peso o inician la cadena de la obesidad. La comprensión profunda de estos mecanismos brinda la posibilidad de abordar los trastornos alimentarios en su totalidad. 

Numerosos mediadores químicos intervienen en el mecanismo de la saciedad y el hambre. La insulina es uno de ellos, y es producida por el páncreas, liberándose en respuesta a la ingesta alimentaria, más específicamente a la presencia de glucosa en sangre, fomentando su captación y utilización en los procesos energéticos del organismo. La leptina es segregada por el tejido adiposo y puede penetrar la barrera hematoencefálica llegando a los núcleos arcuato y paraventricular del hipotálamo, produciendo inhibición de la ingesta alimentaria mediante su intervención en el sistema de recompensa del cerebro, por lo que no solo es un regulador dela ingesta sino también de la motivación. La colecistoquinina es una hormona producida por las células del intestino delgado y liberada por la ingesta alimentaria, llega al sistema nervioso central y cumple una función neurotransmisora, inhibiendo la ingesta alimentaria. Otras sustancias incluyen a las melanocortinas, la hormona concentradora de melanina, el neuropéptido Y, el péptido YY, el factor liberador de corticotropina, la galanina y la neurotensina, entre otros. 

Como se ve, el mecanismo cerebral de la saciedad es algo que aún nos causa hambre de saber más y nos deja DE LA CABEZA. Nos leemos en una semana.

EL CEREBRO DEL ANARQUISTA

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 14 de mayo de 2023. Todos los derechos reservados.

La palabra "anarquía" ha desbordado titulares en las últimas semanas posteriores a las elecciones debido a conductas de un grupo de personas que protestan por causas indeterminadas (aún por ellos mismos) coartando el derecho de los otros y alterando las normas más básicas de convivencia. Y como siempre, las preguntas no se hacen esperar: ¿qué pasa "por la cabeza" de quienes enarbolan esta forma de conducta ante las instituciones? En esta modesta columna semanal intentaré rápidamente explicar lo inexplicable: por qué el anarquismo en la mente de algunas personas.

El cerebro del anarquista es un tema complejo y controvertido que ha sido objeto de debate durante décadas. Si bien no se ha realizado ninguna investigación científica específica sobre el cerebro de los anarquistas, se pueden extraer algunas conclusiones basadas en la conducta, las causas y la psicología de este movimiento político. En términos generales, el anarquismo se caracteriza por la lucha contra las jerarquías y el rechazo a cualquier forma de autoridad. Los anarquistas creen en la libertad individual y colectiva, la igualdad y la justicia social. Aunque el anarquismo se ha asociado con actos de violencia y anarquía, la mayoría de los anarquistas abogan por una transformación social pacífica y la construcción de una sociedad libre de opresión. Desde una perspectiva psicológica, se ha argumentado que los anarquistas comparten rasgos de personalidad que incluyen una alta sensibilidad hacia la injusticia y una disposición a cuestionar la autoridad. A menudo se describen como personas creativas, críticas y comprometidas con la acción social. Además, se ha argumentado que los anarquistas tienen una fuerte orientación hacia la autonomía y la autodeterminación, lo que puede ser explicado por la necesidad de evitar la opresión y la dominación. Los anarquistas pueden tener una aversión a las estructuras rígidas y a las normas impuestas por la sociedad. A pesar de que se han asociado estereotipos negativos con los anarquistas, como el caos y la violencia, la mayoría de los anarquistas se esfuerzan por promover una sociedad justa y equitativa. Sin embargo, es importante señalar que las personas que abrazan la ideología anarquista pueden tener diferentes razones para hacerlo. Algunos pueden haber sido influenciados por la injusticia y la desigualdad que han experimentado en su vida, mientras que otros pueden haber sido motivados por una visión idealista de un mundo mejor. 

En cuanto a las posibles alteraciones del cerebro de los anarquistas, no se ha demostrado que exista ninguna diferencia significativa en la estructura o función cerebral de los anarquistas en comparación con la población general. Como con cualquier ideología política, la adopción del anarquismo puede ser influenciada por factores sociales, culturales y psicológicos, y no necesariamente por diferencias neurológicas. En la historia, ha habido muchos cerebros anarquistas que han dejado un impacto en la sociedad. Un ejemplo es Emma Goldman, quien fue una importante activista anarquista y feminista en Estados Unidos a principios del siglo XX. Goldman defendió la libertad individual y la justicia social, y luchó por la emancipación de las mujeres y la abolición del sistema capitalista. Otro ejemplo es Mikhail Bakunin, quien fue un filósofo y revolucionario ruso que es considerado uno de los fundadores del anarquismo. Bakunin creía en la abolición del Estado y la creación de una sociedad basada en la autogestión y la cooperación.

Esta es la descripción "de libro" del cerebro anarquista. Ahora pregunto yo: ¿es nuestro anarquista criollo de moda correspondiente con esta descripcion? La respuesta la tienen ustedes con todo lo expuesto. El cerebro del anarquista es un tema complejo que requiere de un enfoque multidisciplinario para comprender en su totalidad. Si bien no hay evidencia de que los anarquistas tengan alguna alteración cerebral, es posible que la adopción del anarquismo esté influenciada por factores psicológicos y sociales. Cada caso debe ser analizado en su individualidad y su razón de ser, algunos deberían ser "más analizados" (y psicoanalizados) que otros. Estamos DE LA CABEZA y de otras partes del cuerpo con tantas protestas sin sentido. Nos leemos en una semana.

UN POCO DE SAL AL CAFÉ POR FAVOR

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 21 de mayo de 2023. Todos los derechos reservados.

La sal sirve para muchas cosas: tiene hasta 14.000 usos distintos, según algunas estimaciones. Dependemos de ella para sazonar y conservar nuestros alimentos, para limpiar superficies grasosas y para eliminar manchas; algunas personas incluso la utilizan como alternativa al enjuague bucal. Pero lo que te voy a contar hoy y que tiene su fundamento en un conocimiento básico pero útil de las Neurociencias, de seguro no lo sabías: en lo que respecta al café, la sal se utiliza desde hace mucho tiempo en varias culturas como un medio eficaz para reducir el amargor y potenciar los sabores deseados. Ojo: no se trata tanto de un potenciador del sabor como de un “truco” que hace más agradable el café de menor calidad. 

Pasa en varias culturas. En Turquía es tradicional que la novia prepare café con sal para su futuro marido y su familia como ceremonia informal prematrimonial. Del mismo modo, el “café con sal de mar”, el cual consiste en agregar espuma de leche salada sobre un americano helado, es una bebida popular en Taiwán. En el norte de Escandinavia, los consumidores han añadido sal al café ya preparado durante décadas. Y, por último, en las zonas costeras de Europa se suele utilizar agua con alto contenido en sal para preparar el café. Añadir sal es una forma estupenda de equilibrar el perfil de sabor, amortigua el amargor sin necesidad de utilizar otros aditivos, ya que la sal resalta de forma natural el dulzor del café y mantiene los aromas agradables. Si las personas son sensibles al amargor, incluso en el café de especialidad, añadir sal es una buena alternativa al uso de leche y azúcar. No hay nada escrito, pero se cree que aproximadamente por cada taza de agua y dos cucharaditas de café molido habría que añadir media cucharadita de sal para neutralizar el amargor del café. La sal no solo reduce el amargor, sino que también suaviza el sabor ‘rancio’ del agua almacenada, neutralizando mejor el amargor que el azúcar. ,

Si bien un pequeño porcentaje del amargor del café procede de la cafeína, la mayor parte es generada por dos compuestos: las lactonas del ácido clorogénico y los fenilindanos. En realidad, estos compuestos no están presentes de forma inherente en el café verde. En cambio, se liberan durante el tueste cuando se descomponen los ácidos clorogénicos. Los fenilindanos crean la percepción de amargor y están relacionados con la duración del tueste. Cuanto más oscuro sea el tueste, más fenilindanos habrá. Sin embargo, el amargor también está influenciado por la extracción. La falta de precisión a la hora de preparar el café, como dejar que el café repose en la prensa francesa durante demasiado tiempo, utilizar agua demasiado caliente o elegir un tamaño de molienda incorrecto, puede provocar una extracción excesiva. Esto hace que el café adquiera un sabor intenso y amargo en taza. Nuestras papilas gustativas nos permiten identificar los sabores dulce, ácido, salado, amargo y umami, pero nuestras reacciones biológicas a lo amargo difiere a lo que ocurre con los demás sabores. Cuando comemos o bebemos algo amargo, se envían iones de calcio al cerebro. Y aunque la sal puede potenciar los sabores dulce, ácido y umami, tiende a reducir nuestra percepción del amargor. Los saborizantes amargos activan nuestros receptores del amargor, señalando a nuestro cerebro que hemos consumido algo amargo. La sal, y más concretamente los iones de sodio, activan los receptores de la sal en nuestro paladar, uniéndose a los receptores de sal en la lengua, inhibiendo nuestra percepción del amargor para equilibrar los sabores. Cuando el receptor del sabor amargo y salado se activan al mismo tiempo, puede producirse algo llamado ‘percepción intermodal’ Esto suprime el sabor amargo y aumenta otros sentidos del gusto, como el dulzor. Esto significa que cuando se añade sal, el dulzor del café se potencia de forma natural. Por esta razón se suele añadir sal en el borde del vaso de margarita, ya que resalta el dulzor de la lima y el tequila. 

¿Cuál es la mejor manera de añadir sal al café? Una pizca de sal (unos 0,5 g de sal para una infusión de 1L) podría aumentar el dulzor del café sutilmente y disminuir el amargor al mismo tiempo. Si vamos a ser exactos, 0,15 g de sal por cada 100 g de café preparado da los mejores resultados de sabor, tanto para el espresso como para el filtrado. Aunque la sal puede realzar los sabores más dulces y equilibrar el amargor en taza, quienes preparan una taza de café deben tener cuidado si quieren experimentar con ella. Al igual que añadir leche, crema o azúcar, la sal puede enmascarar las características distintivas de los cafés de mayor calidad, ocultando la singularidad o la delicada complejidad de una taza. La sal es más útil para enmascarar o equilibrar los sabores más fuertes de un café de baja calidad o de un tueste más oscuro que para resaltar el dulzor de un tueste claro, por ejemplo. Sin embargo, la única manera de saber lo que te gusta es experimentando. La próxima vez que prepares una taza de café, ¿por qué no pruebas y añades una pizca de sal para ver qué te parece? También tomar café (ya lo vimos hace unos meses) es una cuestión DE LA CABEZA. Nos vemos en una semana y varios cafés en el medio.

martes, 7 de febrero de 2023

EL CEREBRO Y SUS METAS

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación. Todos los derechos reservados.

Llega el fin de año y con él, aparte del conocido "Navidad sin tí" del Buki, también llegan las promesas y propósitos para el nuevo ciclo que comienza el 1 de enero. Dietas, ahorros, ejercicios, objetivos, todo se entremezcla en un ritual "promesero" tan antiguo como la vida misma y que no es otra cosa que una tendencia innata a posponer las acciones necesarias para triunfar. Esas "metas" del nuevo año se esfuerzan para permanecer firmes ante nuestro cerebro procrastinador, ese que nos engatusa y desvía de nuestros objetivos intentando convencernos de dejarlo todo ‘para más adelante’. Nuestra tendencia a procrastinar es uno de los sabotajes cerebrales más evidentes a los que nos enfrentamos a la hora de cumplir los buenos propósitos. 

Pero no es el único: la fortaleza de nuestros hábitos supone otro escollo importante por tener en cuenta. Resulta que mejorar el nivel de inglés, dejar de fumar o hacer más deporte son excelentes propósitos que se oponen a hábitos bien establecidos y difíciles de erradicar. A pesar de que el cerebro humano es plástico y ha sido seleccionado para poseer una gran capacidad de aprendizaje, le cuesta menos mantener un comportamiento habitual que abandonarlo para adquirir uno nuevo. Y por más que el cambio mejore sustancialmente nuestra vida, la tendencia a mantenernos en "punto muerto" y dejar que las cosas sucedan sin hacer esfuerzo para ello es innata. Sépanlo: el cerebro es un gran "ahorrador de energía"... o dicho de otra manera, un gran vago si de corregir conductas gastando energía se trata.

 Ahora bien, que el cerebro se resista al cambio no significa que resulte imposible hacer realidad nuestros buenos propósitos. Y perseverar en el intento será más sencillo si previamente entendemos cómo funciona nuestro cerebro. El proceso de crear nuevos hábitos funcionará si logra poner en marcha toda la maquinaria neural de aprendizaje necesaria para modificar nuestra conducta hasta entonces. Desoyendo, de camino, todo aquello que refuerza nuestras costumbres. Por ejemplo, al decidir dejar de fumar, gracias a la certeza de que este propósito nos permitirá respirar mejor –incluso hasta evitar un cáncer–, el cerebro aplicará funciones cognitivas que tendrán que imponerse a las emociones que se produzcan, en este caso, al desprenderse todo el entramado social que se construye alrededor de encender un cigarrillo. El cerebro aplicará funciones cognitivas que tendrán que imponerse a las emociones que se produzcan. Y ojo, porque esto del grupo no es un tema menor. Muy al contrario, el cerebro humano es social y, como consecuencia, necesita de la aprobación de sus semejantes. Por eso, al formular un propósito, es muy conveniente publicitarlo. Aunque parezca una frivolidad, al cerebro ‘le gusta’ mantener su credibilidad y hará ‘lo que sea’ para evitar que en el futuro alguien le recuerde que fracasó (ergo, el ego del cerebro es demasiado grande). Aquí es importante aclarar que cuando hablamos de lo que al cerebro ‘le gusta’ nos referimos a la actividad neuronal relacionada con las expectativas y las recompensas. Se localiza en la corteza orbitofrontal y las neuronas del estriado y el cerebro medio. Normalmente implica la liberación de una sustancia conocida por quienes leen mi columna domingo a domingo y que hace que nos sintamos recompensados: la dopamina. De esta manera, las neuronas dopaminérgicas ponen todo su empeño en identificar secuencias de estímulos conducentes a la recompensa. La posibilidad de conseguir el ‘premio’ ayuda a perseverar en el esfuerzo. 

Recientemente se ha demostrado en ratas que si se suprime la actividad de una zona de la corteza infralímbica, los animales ‘pierden su costumbre’ de andar de una determinada forma por un laberinto. Los equipos de investigación lo achacan a que dicha corteza infralímbica, que envía conexiones a una parte del estriado, controla (o al menos aprueba) las ‘conductas habituales’. Una de las cosas más interesantes de este hallazgo sobre la implicación cortical, para el tema que nos ocupa, es que incluso si los hábitos están tan arraigados en nosotros como para parecer automatizados (como encender un cigarrillo), nuestra voluntad (es decir, el cerebro que ‘toma decisiones’) no pierde totalmente el control en ningún momento. Esa es una gran noticia: nos permite organizar el cerebro en la búsqueda de sus objetivos. Estos deben ser grandes para que merezca la pena luchar por ellos. Pero es interesante que, a la vez, se puedan dividir en pequeños pasos, a ser posible cuantificables, que nos permitan dosificar el esfuerzo. Hablar inglés, como reto, implica aumentar el vocabulario día a día, por ejemplo. Una vez decidido, y si es posible cuantificado (10 palabras al día, por ejemplo), se trata de conseguir perseverar hasta que se alcance el gran objetivo. Lo que parece indiscutible es que para conquistar el triunfo es imprescindible centrar la atención. En este sentido, las redes de control prefrontales son fundamentales en la focalización de la conducta dirigida a una meta en concreto. No hay que olvidar que, si la recompensa no es inmediata, el cerebro debe gestionar la espera (e incluso el sacrificio) actual por un bien mayor que llegará en un futuro más o menos próximo. 

La corteza prefrontal de cada individuo contribuye, de manera crítica, a la toma racional de decisiones, pero también a administrar el tiempo. No hay que olvidar que, si la recompensa no es inmediata, el cerebro debe gestionar la espera (e incluso el sacrificio) actual por un bien mayor que llegará en un futuro más o menos próximo. Es decir que si llega el verano y estoy estudiando, mi cerebro debe permitirme renunciar a salir a farrear con mis amigos (recompensa inmediata) a cambio del magnífico éxito que conseguiré en mi examen (recompensa aplazada). La única manera de mantenernos firmes a pesar de la demora de la recompensa será a través de la motivación. Que no es ni más ni menos que ese estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta hacia un fin determinado. También depende de la dopamina: cuanto más altos son los niveles de esta sustancia que circulan por nuestro cerebro, menos nos va a costar esforzarnos en conseguir una recompensa más valiosa, aunque no inmediata. 

En síntesis, no basta con buenas intenciones. La ‘toma de decisiones’ para alcanzar el éxito implica dedicar tiempo, esfuerzo y ‘control cortical’. Y como a cada decisión acompaña un esfuerzo cerebral, conviene reducir el número de decisiones para usar toda esa energía en las cosas que realmente merecen nuestro empeño. De ahí que valga la pena dosificarse y perseguir los buenos propósitos de uno en uno. No procrastinar es también algo DE LA CABEZA. Nos leemos en siete días.

LOS SECRETOS DEL BUEN SUEÑO

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación de los domingos 11 y 18 de diciembre de 2022. Todos los derechos reservados.

"Dormir es distraerse del mundo" decía Borges. Y esa distracción es necesaria, vital, fundamental para que el cerebro funcione bien. No precisamente para que descanse, ya que paradójicamente trabaja más cuando dormimos, sino para cesar en los estímulos externos que dificultan que ese "trabajo" necesario del sueño se pueda llevar a cabo. El cerebro consolida memoria, se "limpia" de "suciedades", se nutre, se repara y se regenera en las horas de sueño, debemos saberlo. Es importante destacar que limpia, entre otras cosas, el beta-amiloide, el material de las placas seniles, una de las características distintivas de la enfermedad de Alzheimer. 

Un sueño reparador dura en torno a ocho horas y se divide en fase REM (rapid-eye movement, movimientos rápidos de los ojos), en la que el cerebro muestra tanta actividad como cuando su dueño está despierto, y sueño no-REM, un estado de sueño más profundo que predomina en la primera mitad de la noche. El sueño no-REM tiene una serie de fases y entre las funciones de este período está consolidar las memorias y adquirir y refinar nuestras habilidades motoras. El sueño REM interviene en nuestra capacidad para superar los sentimientos negativos, leer adecuadamente las emociones de otras personas y resolver problemas. Estos últimos tiempos, principalmente el pandémico y es posterior, han sido un desastre para nuestros patrones de sueño. Si nuestro sueño se interrumpe, no tenemos tiempo suficiente para realizar las actividades restauradoras de la noche y podemos sufrir alteraciones en nuestros procesos cognitivos y emocionales. Un sueño discontinuo rebaja sensiblemente nuestro estado de ánimo. 

Dormir es la medida más eficaz para resetear y renovar la salud de nuestro cerebro y el resto de nuestro cuerpo cada día. Entre las cosas que la ciencia ha descubierto está que el efecto de la falta de sueño es inmediato. Un estudio en el que participó un grupo de jóvenes a los que solo se les permitía dormir cuatro horas mostró efectos medibles en su sistema inmunitario al día siguiente. Concretamente, los participantes sometidos a privación de sueño presentaban una caída de un 70% en una población clave de células anticancerígenas, las NK o «natural killers». Además, los problemas de sueño contribuyen a la obesidad, la diabetes, el cáncer e incluso generan muertes prematuras. Las personas que tienen 45 años o más y que duermen menos de seis horas por noche tienen un porcentaje triple de sufrir un infarto o un ictus que aquellos que duermen lo suficiente. 

Llegados a este punto tengo que repetir una vez más que  el sueño con sedantes no es la solución, sus efectos son similares a dormir mal, pero pueden tranquilizar a la persona afectada y ser el camino hacia una recuperación. Pero el riesgo es alto: afectan la memoria inmediata y la memoria a largo plazo y pueden generar dependencia y adicción. Conseguir dormir un número de horas suficiente debe ser una prioridad. La respuesta puede estar en nuestros horarios, nuestra habitación, nuestra agenda diaria o mil problemas más. Algunas veces hace falta un tratamiento médico, un ejemplo es tratar la apnea del sueño, un trastorno en el que las personas afectadas muestran interrupciones breves de la respiración mientras duermen, incluso varios cientos en la misma noche. Tratar los problemas del sueño, como la apnea, en personas de edad avanzada mejora de una forma significativa la función cognitiva en los pacientes de alzhéimer y retrasa el inicio de esta enfermedad en los que no la sufren en unos diez años. Por tanto parece interesante, en particular para los que dormimos poco, priorizar el sueño y apostar por una vida más larga y saludable.

Hay que saber que la cantidad de horas de sueño que necesitamos varía con la edad. Parece que los adolescentes a los que los docentes les damos clase necesitan más horas y es raro que las duerman. Puede que parte de su malhumor, la dificultad para concentrarse, esa sensación de no aguantarse ni a sí mismos venga de una falta de sueño. Pero a veces también somos los profesores los que no dormimos lo suficiente, pues aunque los de fuera raramente lo ven, raro es el día en que la jornada termina sin llevarnos trabajo a casa. Diversos grupos de investigación están estudiando cómo ayudarnos a dormir más y mejor. David Rose y su grupo del Media Lab del MIT están investigando hamacas, aromas como la lavanda, mantas con pesos para inducir la sensación de estar envuelto y cuentos de hadas islandeses. Todo ello para intentar encontrar el ambiente nocturno perfecto. Hugo Mercier, un ingeniero informático de París, ha recaudado diez millones de dólares para estudiar una banda para la cabeza que induce el sueño. Otro aparato, diseñado por el australiano Ben Olsen, emite un sonido para mantenerte despierto la hora previa a irte a la cama. Parece que las interrupciones del sueño antes de dormir evitan la alteración del sueño cuando sí que toca. No es su primer invento, este emprendedor ha diseñado un par de lentes con luces incorporadas que están diseñadas para cambiar nuestro ritmo circadiano y solucionar problemas como el jet-lag. Aparentemente ha vendido 30.000 pares desde que las puso a la venta en 2012. 

El tema del sueño es altamente abarcante a todos los niveles. Incluso, algunas empresas como Nike y la misma Google han prestado atención a los patrones de sueño de su plantilla. Han flexibilizado los horarios atendiendo a que hay gente madrugadora y trasnochadora (alondras y búhos los llaman en inglés) y han acondicionado zonas y mobiliario en las oficinas para poder dar una cabezada si hace falta. Algunas sugerencias prácticas: ¿Usas despertador? No deberías necesitarlo. Si es así lo más probable es que no estés durmiendo lo suficiente. Además, el tiempo en la cama no es lo mismo que el tiempo durmiendo. Ahí entran en vigor las medidas inherentes a la llamada "higiene del sueño" que tanto remarco entre mis pacientes: 

- Intenta asegurarte de que dispones de ocho horas de tranquilidad en la cama para tener un sueño reparador suficiente. 

- Sé regular. Vete a la cama y levántate siempre a la misma hora, pase lo que pase. No cambies si has tenido una mala noche ni si es fin de semana. La hora de salir de la cama es la más importante porque es la que va a marcar tu ritmo circadiano durante el día y va a determinar cuándo sientes que es hora de dormir. 

- Baja la temperatura, ya que tu cuerpo necesita reducir su temperatura en aproximadamente 1,2 grados para iniciar el sueño. Esa es la razón por la que nos resulta más fácil caer roques en una habitación donde hace frío que en una donde hace demasiado calor. Una temperatura de 18,5 º se considera óptima para el dormitorio; es decir, más frío de lo que pensaríamos normalmente. Si tus pies se quedan helados puedes dejarte los calcetines pero ¡no los pongas encima de tu pareja! (es lo menos sensual del mundo!!!) 

- Reduce la luz. Disminuye la iluminación antes de irte a dormir. Apaga tantas luces como puedas de manera que no interfieran en la producción natural de la melatonina, la hormona del sueño, que se empieza a sintetizar al ir atardeciendo y disminuyendo la luz solar. Unas buenas persianas o unas cortinas tupidas también pueden ayudar a que la luz no te desvele. 

- Apaga las pantallas. Las pantallas de tabletas y teléfonos móviles generan luz azulada de corta longitud de onda, que reduce la producción de melatonina. Por tanto, nada de artilugios electrónicos en la hora previa a ir a la cama. Es otro motivo para preferir un libro en papel a un lector electrónico. Un iPad reduce la producción de melatonina en más de un 50% ¡y encima no tiene ese maravilloso aroma a libro nuevo! 

- Levántate. Si no consigues dormir, no te quedes dando vueltas en la cama un tiempo prolongado (más de veinte minutos). Mejor levántate y haz algo tranquilo y relajante hasta que vuelvas a tener ganas de dormir. 

- Evita la cafeína después de comer y el alcohol desde la tarde. El alcohol es una sustancia depresora y estar sedado no es dormir. El alcohol también bloquea el sueño REM y hace que abras el ojo varias veces a lo largo de la noche. Además, el alcohol hará que despiertes con sensación de malestar, de no haber descansado lo suficiente durante la noche. Además, por si fueran pocos todos los motivos que tenemos para no beber durante el embarazo, el sueño añade uno más: una copa de vino inhibe temporalmente el sueño REM del feto. ¡Déjale dormir o se vengará cuando nazca! 

Cervantes, ese soldado que tan bien nos conocía, decía que «el sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos». El sueño es el momento de cerrar cerebralmente el pasado, bien DE LA CABEZA, y empezar con fuerzas renovadas y las neuronas limpias, el nuevo día. ¡Buenas noches y dulces sueños!

EL SECRETO DE LA CONCIENCIA

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del 27 de noviembre de 2022. Todos los derechos reservados.

Podríamos hablar de la conciencia como el nivel al que deben llegar los estímulos nerviosos para lograr una respuesta del cerebro. Todos los estímulos que no lleguen a ese nivel, son procesados sin darnos cuenta, y filtrados. Para poder impresionar a la conciencia, los impulsos deben estimular fehacientemente una zona de la corteza cerebral situada en la parte anterior del cerebro denominada corteza prefrontal dorsolateral, la cual se conecta con otras regiones que manejan las reacciones emocionales y el almacenamiento de la memoria. En el corazón mismo del cerebro, rodeado de tejido nervioso, sirviendo de transición entre el tronco cerebral y el cerebro propiamente dicho, con una cavidad por dentro a la que delimita, se encuentran una serie de regiones nerviosas que en su conjunto reciben el nombre de diencéfalo . Anatómicamente se halla compuesto de tálamo, subtálamo, hipotálamo y epitálamo, y a todos nos referiremos un poco en este apartado. 

El tálamo es, con mucho, la porción más voluminosa del diencéfalo. Su nombre proviene del latín, y significa “lecho nupcial” debido a su forma. Los antiguos egipcios lo comparaban con el vestíbulo de un templo. Junto con el del lado opuesto, limitan una cavidad llena de líquido cefalorraquídeo denominada tercer ventrículo. Hasta hace pocos siglos se creía que ese líquido contenía funciones cerebrales, e incluso Descartes situó en esa zona la localización del alma humana. Sin embargo, como en este sitio confluyen la mayoría de los estímulos provenientes de los sentidos (ojos, oídos, gusto, tacto), podríamos mirarlo como una verdadera puerta de la conciencia. En esta zona, las neuronas hacen relevo con otras neuronas, y este sitio, mediante esta propiedad, sirve como un verdadero filtro sensorial. Para explicarlo más sencillo: el tálamo desecha toda información de los sentidos que no sea relevante, como por ejemplo el roce de la ropa sobre la piel o de la silla contra el cuerpo. Si esto no ocurriera, llevar una camisa o sentarse sería un acto poco menos que cruel debido a la cantidad de estímulos que se dispararían hasta la corteza consciente. 

Pero el tálamo también tiene grandes zonas dentro de él que no reciben ningún tipo de información sensorial, sino que se conectan sin embargo, con vastas zonas de la corteza cerebral. Estas conexiones son vitales para la generación del pensamiento. Esto se produce porque en la región cortical los impulsos de información transcurren en toda la corteza de manera constante, llevando información sensorial recibida, recuerdos, información de la memoria. En algún momento, estos impulsos son tan intensos, que disparan las conexiones con el tálamo, el cual “enciende” una zona de la corteza con la información recibida de otras zonas corticales. Es de esta manera en la que se producen los ataques de inspiración y se genera una idea que motiva una conducta, una actitud. De esta manera, el tálamo es la puerta de la conciencia, y un disparador vital en cuanto a la generación del pensamiento.

En otros domingos ahondaremos más en los secretos cerebrales de esa gran desconocida, LA CONCIENCIA, algo que no tiene tan DE LA CABEZA como muchas otras funciones del cerebro. Nos leemos en 7 días.

LO QUE SUCEDE EN EL CEREBRO CUANDO DAMOS UNA BUENA CLASE

  Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 10 de setiembre de 2023. Todo...