jueves, 29 de septiembre de 2022

LA VENTAJA DEL "TIEMPO FLOTANTE CEREBRAL"

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 2 de octubre de 2022. Todos los derechos reservados. 

Todos nosotros lo hacemos, casi nadie está exceptuado si tiene un teléfono con internet. Es casi un "reflejo", algo automático. Cuando esperamos en la consulta médica, cuando nos sentamos en el colectivo, incluso cuando estamos "sin hacer nada" en casa o en cualquier lugar, tomamos el celular y comenzamos a navegar por la web: redes sociales, mensajería, noticias, videos... todo toma un protagonismo en nuestra atención mirando el aparatito que nos "emboba" como nos lo hacía allá por los 70 u 80 la "caja boba" como llamaban a la televisión. Lo tomamos como un pasatiempo, algo para "distraer la mente". Pero, aunque pensemos que estamos aprendiendo algo del video de Youtube que estamos viendo, o conectemos con amistades a través del Whatsapp y cumplamos la premisa de no aburrirnos, esta decisión, desde el punto de vista de las Neurociencias, puede no ser la más acertada. 

Sucede que, según una nueva investigación, publicada en la revista de la Asociación Estadounidense de Psicología, las personas subestiman el placer que les genera estar a solas con su mente. Al evitar las actividades de pensamiento, las personas pueden perderse importantes beneficios, y esto se lograría debido a la enorme y sorprendente capacidad para sumergirse en su propio pensamiento, en dejar la mente libre para poder pensar. Este estudio sugiere que las personas tienen dificultades para apreciar cuán atractivo puede ser el pensamiento, lo cual podría explicar por qué las personas prefieren mantenerse ocupadas con dispositivos y otras distracciones, en lugar de tomarse un momento para la reflexión y la imaginación en la vida diaria. 

Pero... ¿cómo se hizo la investigación? Esta fue diseñada con el fin de comparar las ideas previas de las personas respecto a estar a solas con su mente, y lo que efectivamente les ocurrió al hacerlo. Para eso, realizaron una serie de seis simples experimentos, con un total de 259 participantes, en los que se compararon las predicciones de las personas sobre cuánto disfrutarían simplemente sentarse y pensar, con su experiencia real al hacerlo. En el primero de ellos, les pidieron que predijeran cuánto disfrutarían sentarse solos con sus pensamientos durante 20 minutos, sin que se les permitiera hacer nada que los distrajera, como leer, caminar o mirar un teléfono inteligente. Posteriormente, los participantes informaron si les había generado placer. Los investigadores descubrieron que las personas disfrutaban pasar tiempo con sus pensamientos mucho más de lo que habían previsto. Esto se mantuvo en todas las variaciones del experimento (cambiaba el lugar, la duración, y el momento en el que se les preguntaba si se sentían a gusto. En todos los casos, los participantes disfrutaron pensando más de lo que esperaban. En otro experimento, los investigadores compararon las predicciones de un grupo de participantes sobre cuánto disfrutarían viendo las noticias en internet, comparándolo con otro grupo que solamente se dedicaría a tener tiempo para pensar, reflexionar, estar "a solas con su mente". Nuevamente, los investigadores encontraron que las personas subestimaban su placer de pensar. El grupo de pensamiento esperaba disfrutar de la tarea significativamente menos que el grupo de revisión de noticias, pero después, los dos grupos reportaron niveles de disfrute similares. 

En una era signada por la hiperconexión, la sobrecarga de información y el acceso constante a distracciones, puede resultar difícil pensar en los beneficios de prescindir del celular. Ahora es extremadamente fácil 'matar el tiempo'. En el colectivo de camino al trabajo, podés revisar tu teléfono en lugar de sumergirte en tu pensamiento flotante interno, porque creés que pensar será aburrido. Sin embargo, si esa predicción es inexacta, está perdiendo la oportunidad de comprometerse positivamente sin depender de tal estimulación. Esa oportunidad perdida tiene un costo, porque estudios anteriores han demostrado que pasar tiempo dejando que tu mente divague tiene algunos beneficios, según los investigadores. Puede ayudar a las personas a resolver problemas, mejorar su creatividad e incluso ayudarlas a encontrar el sentido de la vida. Al evitar activamente las actividades de pensamiento, las personas pueden perderse estos importantes beneficios. 

Por último, es importante señalar que los participantes no calificaron el pensamiento como una tarea extremadamente placentera, sino simplemente como más placentera de lo que pensaban. En concreto, el nivel de disfrute promedio de los participantes fue de alrededor de 3 a 4 en una escala de 7 puntos. La investigación futura debería profundizar en qué tipos de pensamiento son más agradables y motivadores, ya que no todo pensamiento es intrínsecamente gratificante y, de hecho, algunas personas son propensas a los círculos viciosos de pensamiento negativo. La investigación futura también debería explorar las razones por las que las personas subestiman cuánto disfrutarán pensando, según los investigadores. Y es que pensar "libremente" es, definitivamente, una cuestión DE LA CABEZA. Probalo y me lo contás en los comentarios de abajo. Nos leemos en una semana.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

VOS LO SABÍAS Y YO TAMBIÉN: PENSAR MUCHO... CANSA!!!

Artículo correspondiente a la columna dominical del DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 25 de setiembre de 2022. Todos los derechos reservados.

"No se por qué me canso tanto si yo solo trabajo sentado" es una afirmación común que escucho a diario en el consultorio. Pero nunca algo repetido con tanto convencimiento fue algo tan errado. Pensamos incorrectamente que el trabajo físico es lo que más agota, pero ignoramos que el trabajo mental que exige un sobreesfuerzo del razonamiento, aunque estemos sentados, tampoco se queda atrás. Sentarse a pensar mucho durante horas también hace que uno se sienta agotado. Y tiene una explicación. 

Un grupo de investigadores ha encontrado una nueva evidencia fisiológica que está detrás de esa sensación de estar exhausto tras un trabajo intelectual intenso. Los resultados muestran que cuando el trabajo cognitivo enérgico se prolonga durante varias horas, provoca la acumulación de subproductos potencialmente tóxicos en la corteza prefrontal del cerebro. Esto altera el control sobre las decisiones, por lo que se tiende a elegir acciones sencillas que no requieran esfuerzo o espera a medida que se instala la fatiga cognitiva. Algunas teorías influyentes sugirieron en su momento que la fatiga es una especie de ilusión inventada por el cerebro para que dejemos de hacer lo que estemos haciendo y pasemos a una actividad más gratificante. Pero estos hallazgos muestran que el trabajo cognitivo da como resultado una verdadera alteración funcional, la acumulación de sustancias nocivas, por lo que la fatiga sería una señal que nos hace dejar de trabajar, pero con un propósito diferente: preservar la integridad del funcionamiento del cerebro. La pregunta siempre fue por qué las máquinas pueden calcular continuamente y el cerebro no, entonces se sospechó que el motivo tenía que ver con la necesidad de reciclar sustancias potencialmente tóxicas que surgen de la actividad neuronal. Por medio de una técnica denominada espectroscopía de resonancia magnética pudieron monitorear la química cerebral en el transcurso de un día laboral, observando a dos grupos de personas: los que necesitaban pensar mucho y los que tenían tareas cognitivas relativamente más fáciles. Se hallaron signos de fatiga, incluida la reducción de la dilatación de las pupilas, solo en el grupo que realizaba un trabajo duro. Éstos también mostraron en sus elecciones un cambio hacia opciones que proponían recompensas en poco tiempo y con poco esfuerzo. Además tenían niveles más altos del neurotransmisor glutamato en las sinapsis de la corteza prefrontal del cerebro. Esto sumado a la evidencia anterior, demostró la idea de que la acumulación de glutamato hace que la activación adicional de la corteza prefrontal sea más costosa, de modo que mantener el control cognitivo es más difícil después de un día de trabajo mentalmente duro. 

Entonces...  ¿hay alguna forma de evitar esta limitación de la capacidad de nuestro cerebro para pensar mucho? La respuesta, lamentablemente, es no, pero una buena receta de toda la vida es descansar y dormir porque hay buena evidencia de que el glutamato se elimina de las sinapsis durante el sueño. Además, se pudo apreciar que el seguimiento de los metabolitos prefrontales podría ayudar a detectar la fatiga mental grave, y esto puede ayudar a ajustar las agendas de trabajo para evitar llegar al agotamiento. 

Es muy importante no tomar decisiones importantes cuando se está cansado. Es una cuestion DE LA CABEZA saber también descansar para poder rendir mejor, porque, ahora ya lo sabés, pensar mucho también cansa. Nos leemos en una semana. 

 

viernes, 16 de septiembre de 2022

LA NEUROCIENCIA MEJORANDO TU HOGAR

 

Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 18 de setiembre de 2022. Todos los derechos reservados.

Ya lo digo cada semana: neurociencias existen a cada paso de la vida diaria, en cada acción, cada rincón, cada situación. Incluso en nuestros propios hogares, en lo que se conoce como Neuroarquitectura y de la cual ya habláramos hace algún tiempo en esta columna. Pero hay acciones que se pueden hacer en la cotidianeidad de las casas, desde su construcción, en sus arreglos, en el día a día, para que el cerebro se encuentre "en armonía", aumentando productividad, incrementando efectividad y maximizando el relax y el descanso. No olvidemos que el 90% del tiempo de nuestras vidas los pasamos entre cuatro paredes y que el ser humano ha evolucionado durante toda su historia en entornos abiertos, entonces, es justo y necesario que hagamos que esta sea un microambiente neuroagradable ¿Quieren saber qué cosas podemos hacer para que esto suceda? Pues aquí vamos con estos consejos para que las neurociencias "copen" tu casa.

En primer lugar, tendemos que tener en cuenta la geometría del lugar, ya que el cerebro percibe las formas orgánicas como amables y cercanas. Esto no tiene que ver con que las curvas nos relajen, sino con que las figuras aristadas ponen en alerta el sistema nervioso y son percibidas como potencialmente peligrosas. De la mano de esto, vienen los factores que alertan al subconsciente como la decoración que puede trabajar en dicho plano, donde se procesa el 95% de la información que nos llega del entorno inmediato y que incide sobre el sistema nervioso autónomo, modificando la respiración, el ritmo cardíaco o la temperatura corporal. Amén de esto, es necesario desnaturalizar ciertas condiciones ambientales para nada saludables a nivel biológico y neurológico como, por ejemplo, el aire demasiado viciado, la iluminación insuficiente o la contaminación electromagnética, que puede derivar en severos problemas de alteración del sueño. El contacto con los seres vivos, ya sean plantas o animales, es tan importante como la socialización con otras personas. 

Como les contaba hace un tiempo, toda una disciplina emergente en la Arquitectura moderna es la llamada Neuroarquitectura, la que sumada al interiorismo, pueden trabajar los espacios de manera que incidan directamente sobre el comportamiento de las personas, como una habitación que favorezca al descanso, un living que induzca a la comunicación o un estudio que favorezca la concentración y la creatividad. Dentro de ese conocimiento adquirido, sobre todo en la pandemia, donde la normalización del teletrabajo bajo el mismo techo en el que se vive y la evitación de salir al exterior para respirar aire libre, aunque sea unos minutos, es indispensable el contacto con los seres vivos, ya sean plantas o animales, siendo ello tan importante como la socialización con otras personas. Esto forma parte de un todo que es, finalmente, la reducción del estrés mediante esas acciones, así como también el contacto con la naturaleza, utilizar estímulos sensoriales no rítmicos o emplear materiales naturales poco industrializados, reducen el estrés, la presión sanguínea y la tensión arterial, entre otros indicadores, lo cual, sumado al llamado confort acústico interior que se consigue a través de una buena absorción de los materiales, contribuyen de enorme forma a la edificación de un entorno neuroamigable. 

Favorecer la percepción de ligeras variaciones térmicas y de corrientes de aire o introducir la presencia de agua en los espacios habitados, tienen un significativo impacto positivo sobre la concentración y restauración de la memoria. Acciones como la conexión con la naturaleza u otras que introducen estímulos frente a la rutina, despiertan estados de mayor felicidad, e incluso aceleran la recuperación de enfermedades. Por su parte, el color es una de las herramientas más versátiles que existen en el campo de la neurociencia aplicada, no tanto por el hecho de si un determinado tono gusta más o menos, sino porque un conjunto de tonalidades puede llegar a cambiar el estado emocional, en algo que en neurociencias llamamos psicología del color. Y dentro de la ayuda a esos colores en sus matices, va de la mano la gran importancia de la luz natural que permita percibir desde el interior la mayoría de matices que la luz exterior ofrece a lo largo de un día, la temperatura de color y la intensidad. Esto estimulará los sensores biológicos y desencadenará los procesos internos que se suceden en el organismo a lo largo del día. 

Como últimos detalles, introducir agua en movimiento en los espacios interiores tiene un impacto positivo en los niveles de reducción de estrés y relajación. El cuidado del sonido también es fundamental, ya que el sonido es energía que viaja por ondas de aire y ejerce presión sobre nuestro organismo, por lo que debemos conseguir el llamado confort acústico interior a través de una buena absorción de los materiales, lo cual se logra mediante la colocación de alfombras, cortinas, almohadones e, incluso, empapelados de cierta rugosidad. Por último, y no menos importante la disposición del mobiliario es mucho más importante de lo que se cree, ya que puede fomentar una elevada relación social o todo lo contrario. Como dato adicional, el orden y la limpieza de la casa también ayudan a mantenernos más calmados y relajados, porque afecta a la calidad del aire. 

Hacer de nuestra casa un ambiente neuroamigable es una cuestión DE LA CABEZA. Hoy te di los tips indispensables. ¿Comenzamos a hacerlo? Me lo contás en siete días. Nos leemos.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

CURAR LA MIGRAÑA: ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL?

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 18 de junio de 2022. Todos los derechos reservados. 

Solo los que la padecen saben cuan incapacitante puede ser. La migraña o jaqueca como se la conoce es más que un simple dolor de cabeza: es un latigazo impresionante de dolor y de otros síntomas que disminuyen la calidad de vida de quienes la padecen, así como su capacidad laboral, de estudio y rendimiento, su vida social y hasta su descanso. Pero... ¿Por qué no logramos encontrar la clave? ¿Qué mecanismos esconde el cerebro que no nos dejan abrir la puerta a un tratamiento eficaz? Pues bien, hay tres causas fundamentales para que el recorrido sea tan largo: el desconocimiento que tenemos sobre la patología, los tratamientos empleados y la asistencia que se brinda a quienes la sufren. 

Todo lo que rodea a la migraña y sus síntomas es difícil de explicar. Tanto el dolor que la caracteriza como las extrañas sensaciones que tienen algunos pacientes antes de padecerla (lo que conocemos como prodromos y como aura), la resaca que sigue al dolor, el mareo, la molestia abdominal o la especial sensibilidad a ciertos estímulos. Es cierto que poco a poco vamos comprendiendo la causa de esas auras que son los síntomas irritativos, visuales o de lenguaje que preceden al dolor en algunos pacientes, así como de los síntomas premonitorios y del propio dolor. Incluso somos capaces de localizar las principales estructuras cerebrales implicadas en estos fenómenos y los neurotransmisores que las activan. Pero, al final, no terminamos de entender el cerebro migrañoso. No estamos seguros de cuáles son los mecanismos genéticos que hacen que un cerebro hiperexcitable, quizá incluso desadaptado, responda con dolor a cambios propios o del entorno. Y tampoco comprendemos del todo las causas por las que este cerebro termina generando un "ataque de migraña sin fin", dando lugar a dolor diario.o cuanto menos, periódico. La clave para despejar estas incógnitas podría residir en aceptar que el cerebro no es solo una concatenación de grupos neuronales. Funciona como una red, y nos exige conocer los nodos regionales y las conexiones a larga distancia. Para afrontar este reto, en el caso del cerebro, necesitamos la colaboración de ingenieros y matemáticos. Si, aunque suene increíble, así es.

Hasta hace pocos años, el tratamiento de la migraña se basaba en usar fármacos diseñados para otras indicaciones que parecía que podían ser útiles en migraña. Los antiinflamatorios, antihipertensivos, antiepilépticos o antidepresivos eran nuestro principal arsenal terapéutico. Además, a principios de la pasada década empezamos a usar la toxina botulínica, que cambió la vida de un buen número de pacientes antes de que entendiéramos cómo combatía la migraña. La situación cambió radicalmente cuando se identificó un neurotransmisor llamado “péptido relacionado con el gen de la calcitonina” –conocido por su acrónimo en inglés CGRP– que estaba implicado en bastantes pasos de la génesis y el mantenimiento de la migraña. A partir de ese descubrimiento comenzamos a diseñar fármacos que actuaban sobre este neurotransmisor. Pero aunque así conseguimos –y conseguiremos– mejorar a un buen número de pacientes con migraña, los médicos que atendemos a estos pacientes sabemos que la migraña no es simplemente una “CGRP-patía”. Nos quedan muchos elementos sobre los que actuar. Para empezar, porque hay otros neurotransmisores y otros lugares sobre los que influyen. Pero es que, además, hay conexiones en las situaciones de dolor, sobre todo con la corteza cerebral, en las que aún no somos capaces de intervenir. Si la migraña consiste, como dijimos antes, en un cerebro desadaptado que responde a los cambios con dolor, habría solo dos vía para curarla: o bien modificamos ese comportamiento cerebral, o bien aislamos al paciente en una burbuja. De lo primero no somos aún capaces, y lo segundo es inconcebible. 

De poco sirve que acumulemos conocimientos y tratamientos para aliviar a los pacientes con migraña si no somos capaces de aplicarlos. Si no conseguimos que, tanto en las unidades especializadas en cefaleas como en cualquier consulta de neurología, de atención primaria o de otras especialidades, se conozcan y apliquen. Es indiscutible que hay que trabajar por la mejora de las estructuras asistenciales, por reducir las barreras que impiden a los pacientes ser atendidos por los profesionales formados y recibir los tratamientos que requieren. Simultáneamente, debemos trabajar para convencer a los pacientes con migraña de la necesidad de pedir ayuda. Hay razones para el optimismo. La cura de la migraña podría estar cerca. Porque hay muchos científicos aumentando el conocimiento de la misma y muchos médicos interesados en ayudar a los pacientes que la sufren. Pacientes que pueden convertirse en aliados para mejorar la asistencia y que, afortunadamente, ya han empezado a moverse. Porque la migraña, como otros dolores, es algo que a los médicos nos tiene DE LA CABEZA. Nos vemos en siete días.

"SOCORRO DOCTOR, MI BEBE NO DUERME DE NOCHE"

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 25 de junio de 2022. Todos los derechos reservados.

"¿Estás por ser papá o mamá? Preparate, anda durmiendo todo lo que puedas porque después ya no vas a poder dormir más". Frase recontra conocida si la hay para padres primerizos de parte de otros padres con más "kilometraje andado" en las tortuosas vías de la crianza de los niños. Y es que no es ningún misterio que el sueño de los bebés trae de cabeza a los padres, sean primerizos o no. Y esto tiene lógica, no dormir es una auténtica tortura (de hecho, uno de los métodos de tortura preferidos por quienes la realizan a fin de conseguir sus retorcidos fines). Hay bebés que, más o menos, lo hacen unas cuantas horas seguidas y dan margen a sus progenitores para poder tener un sueño reparador y de calidad. Otros, sin embargo, concilian el sueño tan mal que esto se convierte en fuente inagotable de problemas. Es más, hay hasta parejas que ven muy comprometida su relación por este tema, el matrimonio se resquebraja, la intimidad se rompe, el descanso se altera y los nervios afloran, surgiendo las culpas mutuas entre ambos. Algo que no debería ser así. 

Parte de estas decepciones vienen dadas porque las expectativas que se tienen con respecto al sueño de los bebés muchas veces son irreales, alejadas de su naturaleza, de su biología. Es importante señalar que la neurobiología tiene clarísimo por qué pasa esto. El cerebro de un recién nacido en 2022 es idéntico al nacido en la época de las cavernas, es decir, no sabe que duerme confortablemente en una cuna protegido de las fieras, su cerebro está preparado para la supervivencia y para ella depende de estar pegado a su madre y permanentemente en alerta si no la siente, ya que si así no se da, el niño llora, porque así está diseñado, siendo el llanto su único mecanismo de defensa y alerta ante lo que ese cerebrito interpreta como adversidad y realmente no buscando molestar a nadie sino lisa y llanamente, garantizar su vida. 

Ojo: los padres tienden a supervisar el sueño de los niños hasta que este se convierte en casi una obsesión y esto se debe al estilo de vida que nosotros, los adultos, tenemos. Nuestra sociedad insomne lo es en proporciones casi epidémicas: no dormimos por el estrés, por las preocupaciones, por los malos hábitos que tenemos para desarrollar lo que en Neurociencias llamamos "higiene del sueño" principalmente porque nuestro ritmo de vida actual no propicia hábitos de sueño saludables y la gran mayoría de jóvenes y adultos estamos casi sobreviviendo con un sueño absolutamente insuficiente tanto en calidad como en cantidad: ni tantas horas ni bien aprovechadas para el descanso. Por eso, y de repente, cuando un bebé llega a una familia, su ritmo inmaduro y desregulado tanto de sueño como de otros hábitos (alimentación, vigilia, micción, defecación) cae como una bomba en un terreno ya minado, sumando a los hábitos desfavorables que muy probablemente tienen los padres los de una criatura que todavía no distingue entre el día y la noche, y su única obsesión es estar en contacto continuo con el cuerpo de su madre, alimentándose cada vez que tiene hambre. Y allí, el pobre bebé se topa con las expectativas de los padres, determinadas por el contexto cultural, y que va absolutamente de contramano con la realidad, ya que estos sueñan con un bebé que duerme felizmente en su cunita (lejos del cuerpo de su madre) la mayor parte del día y de la noche, y que reclama alimentación siguiendo un ritmo compatible con nuestras necesidades y deseos como si se tratase de una idílica propaganda de pañales. 

La realidad no es así. Si los seres humanos dormimos la mayor parte de nuestra vida, y la mayor parte de ella lo hemos hecho acompañados (por nuestros padres, hermanos, pareja), es imposible pedirle a un bebé que trae lo que trae desde la impronta genética, que lo haga desde el vamos ya solo y sin llorar. Dormir es un acto demasiado vulnerable para arriesgarse a hacerlo solo en la gran mayoría de circunstancias en las que nos hemos visto —y muchos todavía se ven— obligados a hacerlo. Entonces, ¿cómo conseguir que un bebé duerma? Es imposible, los recién nacidos no aprenden en el sentido estricto de la palabra a dormir. Igual que a respirar, tragar, estar despierto o moverse, todos son actos fisiológicos que aparecen de manera espontánea porque forman parte de nuestra naturaleza. Los fetos ya duermen y durante toda la vida el sueño va evolucionando y adaptándose a las necesidades de cada momento. El sueño evoluciona durante toda la vida y su arquitectura y duración va cambiando desde el feto hasta la vejez. Se dice que el cerebro sufre los cambios más rápidos e importantes los primeros dos años de vida, y la evolución del sueño refleja y se adapta a estos cambios. Su ritmo circadiano ya está bien establecido, aunque no por ello tiene exactamente las mismas características que en el adulto. 

¿Y qué pasa si lo dejo llorar hasta que se canse? Hay varias teorías, llamadas conductistas, que pretenden enseñar a los niños a dormir, dejándolos llorar hasta que se cansen y, por agotamiento, terminan durmiéndose. Pero, ¿qué coste tiene en el cerebro del bebé? Mucho: dejar llorar a un bebé que todavía requiere la regulación de la madre (o figura de apego) para controlar sus emociones puede provocar lo que se llama una respuesta tóxica al estrés. Esto es, la criatura no puede adaptarse saludablemente a ese estrés porque se ha superado su capacidad para hacerlo, lo que conlleva una respuesta de mala adaptación que puede desembocar en una patología. Este fenómeno no siempre se manifiesta a corto plazo, ya que muchos problemas de la vida adulta pueden explicarse, precisamente, por respuestas tóxicas al estrés en la primera infancia, cuando la persona no tenía la capacidad de adaptarse saludablemente a las circunstancias adversas. Recordemos de manera bien clara esto: el hábitat del bebé humano es el cuerpo de su madre. Esto quiere decir que cuando se separan las crías mamíferas de sus madres sufren una importante desregulación fisiológica que afecta desde el control de su temperatura a su respiración o frecuencia cardíaca. La madre es, en definitiva, el regulador fisiológico y emocional de su hijo. Su ausencia desregula y esta desregulación es por sí misma un factor estresante que puede generar una respuesta tóxica no adaptativa, dependiendo de las circunstancias. Y ya sabemos que esta respuesta tóxica puede tener relevantes consecuencias a corto, medio y largo plazo, comprometiendo el desarrollo y la salud física y emocional futura del bebé. Así que, a dormir como el bebé quiere. Son muy pequeños aún para tener ya acciones que los tengan DE LA CABEZA. Nos leemos en una semana.

EL APASIONANTE CASO DE PHINEAS GAGE

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 2 de julio de 2022. Todos los derechos reservados. 

Todo aparentaba tranquilo esa mañana de finales del verano de 1848 en las afueras de Cavendish, en Vermont. Los obreros se apuraban para tratar de terminar la línea de ferrocarril que debía pasar por el pueblo y el capataz Phineas Gage, hombre de 25 años, eficiente y capaz, supervisaba todo con su habitual eficiencia. Una de sus funciones era colocar cargas explosivas en agujeros taladrados en la roca, para lo cual llenaba el agujero de pólvora, colocaba un detonados, y lo tapaba con arena y aplastaba la arena con una pesada barra de metal. Pero ese 13 de setiembre, Phineas cometió un error que lo llevaría en un camino sin retorno: olvido echar la arena antes de presionar con la barra, por lo que al hacerlo hubo una chispa que hizo explotar la pólvora y disparó la pesada barra de metal de 1 metro de longitud, 3 centímetros de diámetro y 6 kilos de peso como un proyectil hacia arriba, atravesando la mejilla izquierda, entrando al cráneo de Phineas y saliendo por la parte superior del mismo tras atravesar el córtex cerebral anterior, aterrizando a casi 30 metros de distancia. 

Phineas fue llevado increíblemente a un hotel cercano sentado en una carreta tirada por bueyes, y subió por sus propios medios las escaleras del edificio. Su herida era asombrosa: tenía 9 cm de diámetro (el Dr. Harlow quien lo atendió, pudo meter su dedo en ella) y había perdido parte del lóbulo frontal y mucha sangre. Pero para sorpresa de todos, se recuperó y después de una semana, paseaba tranquilo por la ciudad. 

Sin embargo, la palabra “recuperar” no era precisamente la más adecuada: Phineas Gage si se recuperó físicamente, pero ya no era el mismo. El equilibrio entre su facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido. Se volvió irregular, irreverente, blasfemo e impaciente. Era obstinado cuando le contrariaban, podía planificar planes a futuro pero siempre los abandonaba antes de siquiera poder llevarlos a la práctica. Siempre encontraba algo que no le convenía. Era totalmente la persona contraria a lo que era antes del accidente. Perdió su trabajo en el ferrocarril, no podía mantener otros trabajos por sus peleas con compañeros de trabajo y terminó en un circo bizarro donde mostraba orgulloso su herida y la barra que la causó. 

El pobre de Phineas murió a los 38 años como consecuencia de crisis epilépticas sucesivas motivadas por su lesión cerebral. Su cráneo y la barra de hierro se conservan en el Museo de Medicina de la Universidad de Harvard. Este caso está considerado como una de las primeras pruebas de que una lesión frontal puede alterar personalidad, emociones e interacción social. Y su descripción es la primera que se tiene del hoy llamado “síndrome prefrontal”. Se cree que a partir de este caso se dejó de pensar en razones subjetivas como causales del comportamiento, y se comenzó a pensar en bases neurobiológicas como causales.

Para que, este sábado, podamos ver que mediante causales fortuitamente desgraciadas (y que definitivamente nos dejan DE LA CABEZA), sin embargo las Neurociencias avanzan en el conocimiento. Valga el homenaje al pobre Phineas Gage, un antes y un después en el estudio de las funciones cerebrales. Nos leemos en una semana.

EL ALCOHOL Y EL CEREBRO

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 9 de julio de 2022. Todos los derechos reservados.  

Todos sabemos que sucede cuando nos agarramos "una tranca" de aquellas. Huelga referir los efectos del alcohol sobre las personas, pero... ¿qué sucede en realidad en nuestro órgano rey cuando nos embriagamos?.

Hoy sabemos mediante estudios que existen receptores en el cerebro que son especialmente sensibles al consumo de alcohol y son los llamados receptores GABA que se encuentran en mayor cantidad en ciertas áreas del cerebro. Para que entendamos mejor, cuando hablamos de GABA nos referimos a un neurotransmisor (como la serotonina o la dopamina) y, por tanto, envía mensajes químicos por el cerebro y el sistema nervioso. En otras palabras, participa en la comunicación entre neuronas. El rol del GABA es inhibir o reducir la actividad neuronal, y juega un papel importante en el comportamiento o la respuesta del cuerpo frente al estrés. Las investigaciones sugieren que el GABA ayuda a controlar el miedo y la ansiedad cuando las neuronas se sobreexcitan. Entonces cuando bebemos alcohol, el alcohol toma el lugar de la molécula de GABA y se pega a su receptor, lo que quiere decir que los efectos del alcohol dependen de cuánto bebamos y el área del cerebro que se vea afectada. 

Al entender este mecanismo, podemos comprender mejor que sucede en los llamados “blackouts” que son episodios de lagunas mentales de los alcohólicos que ocurren cuando el etanol interactúa con los receptores GABA en el hipocampo, región que es responsable de generar y almacenar los recuerdos. Cuando esta región se inhibe se nos hace más difícil recordar dónde dejaste el celular, las llaves o la dignidad al final de la noche. Si alguna vez fuiste caminando y de repente perdiste el equilibrio o te caíste de boca en una noche de fiesta puede ser porque el etanol haya interactuado con los receptores GABA en las neuronas del cerebelo, estructura que se encarga de mantener su coordinación y equilibrio. Cuando el alcohol afecta la corteza cerebral prefrontal, encargada de su juicio, la toma de decisiones es afectada, disminuyen las inhibiciones y aumenta su tolerancia al dolor o las ganas de escribir a tu ex a las 3 de la mañana o mandarle un audio cantándole ese vallenato lloroso. 

Pero... ¿qué sucede con las adicciones? ¿por qué llegamos a la adicción? ¿Qué hace la droga en el cerebro que a mucha gente le gana cualquier impulso racional de dejarla? Todas las drogas (legales o ilegales) activan el sistema de recompensa del cerebro y aumentan el sistema de dopamina (comúnmente conocida como hormona de la felicidad) en el núcleo accumbens. Ya hablamos en otras ocasiones de que el núcleo accumbens se denomina el punto de ansia en el cerebro. ¿Esto qué significa? Pues que todo lo que hacemos los medimos por las consecuencias positivas o negativas que tiene una acción sobre nuestra supervivencia. La información de muchos núcleos del cerebro, se integran en el núcleo accumbens y cuando estamos delante de una situación o sustancia que es buena para nuestra supervivencia (como podría ser la comida, el sexo, la socialización, hacer deporte) lo que sucede es que se activan las neuronas de dopamina y liberan dopamina en el núcleo accumbens. Y entonces entendemos que es bueno para la supervivencia y el cerebro nos incita a seguir haciéndolo. A partir de ahí se generan millones de conexiones y sinapsis de diferentes núcleos cerebrales con dos objetivos: · El primero: aprender cómo lo hemos conseguido. Por ejemplo, el comer. · El Segundo: poder repetir comer todos los días. Por eso los neurobiologos llaman a esto refuerzos, porque refuerzan la conducta que te lleva a repetirlo. Lo que sucede con las drogas, todas ellas, es que imitan a estos refuerzos naturales, y aumentan la dopamina de forma artificial. La cocaína por ejemplo, tapona los sistemas de reciclaje de la dopamina y entonces aumenta estos niveles de manera bestial. Al igual que un refuerzo natural, nuestro cerebro va a aprender que la cocaína es importante para la supervivencia porque está generando mucha dopamina, entonces nos invitará a repetir. Y es cuando esto se convierte en un refuerzo, y para algunas personas este refuerzo se convertirá en el más importante de todos. Más que comer, que socializar, hacer deporte, tener sexo. 

Las drogas (recordemos que el alcohol está entre ellas como una "droga social") actúan sobre varias áreas del cerebro, como por ejemplo la corteza prefrontal, o la amígdala, que son areas del cerebro que nos ayudan a tomar decisiones, a balancear los beneficios y riesgos, a gestionar el estrés, la ansiedad, las emociones. Si la droga modifica la función de estos núcleos, realmente lo que pasa es que nuestra percepción, pensamiento y voluntad al final está sometida a ella, y nos tiene realmente DE LA CABEZA. Nos vemos en una semana.

NEUROALIMENTOS

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación de los sábados 16  y 23de julio de 2022. Todos los derechos reservados. 

"Somos lo que comemos" dice un adagio. Y hoy en día es hora de empezar a alimentar tu cerebro, ya que sabemos más que nunca las propiedades que determinados alimentos tienen sobre el desarrollo y principalmente sobre el funcionamiento cerebral. Pero comencemos desde lo más básico diciendo que la conexión entre el estómago y el cerebro es fuerte, y comienza en el útero ya que parte del intestino y el cerebro se originan en las mismas células del embrión, lo que conocemos en Embriología como ectodermo. Entre ambos, una de las principales vías de conexión es el llamado nervio vago, un sistema de mensajería química bidireccional que explica por qué el estrés puede desencadenar sentimientos de ansiedad en la mente y mariposas en el estómago. 

Pero también los alimentos pueden influir en el estado de lo que llamamos microbioma (del cual hablamos aquí hace unos meses), y algunas especies de microbios intestinales se han relacionado con mayores tasas de depresión. Incluso la serotonina, sustancia química del cerebro que regula el estado de ánimo, tiene una fuerte conexión con el intestino. Solo el cinco por ciento de la serotonina del cuerpo se produce en el cerebro; el resto se fabrica, almacena y activa en el intestino. Es por ello que varios estudios han sugerido que los cambios en la dieta pueden conducir a mejoras significativas en el estado de ánimo y el bienestar mental. A menudo la gente trata de influir en su estado de ánimo comiendo alimentos reconfortantes como helado, pizza o pastas, pero el problema con esto es que, aunque esos alimentos suelen ofrecer una tentadora combinación de grasas, azúcares, sal y carbohidratos, los hacen hipercalóricos y, en realidad, pueden finalmente hacernos sentir peor. 

Sin embargo, mejorar la calidad de la dieta de una persona puede tener un efecto significativo en la salud mental, tal como lo revelara un análisis de 16 estudios que mostró que las intervenciones dietéticas reducen significativamente los síntomas de la depresión. Todavía hay mucho que aprender sobre qué alimentos y cuál cantidad de ellos pueden mejorar la salud mental, pero los científicos ya saben que alrededor del 20 por ciento de todo lo que comemos va al cerebro. Los neurotransmisores y receptores críticos se fabrican cuando se ingieren nutrientes y aminoácidos específicos, Las células gliales, por ejemplo, que constituyen una parte importante del cerebro, dependen de las grasas omega-3. Los minerales, como el zinc, el selenio y el magnesio, constituyen la base de la actividad celular y del tejido cerebral, así como de la síntesis de neurotransmisores que afectan directamente al estado de ánimo. El hierro, el folato y la vitamina B12 ayudan al cuerpo a producir serotonina. 

Nuestro cerebro evolucionó para comer casi cualquier cosa para sobrevivir pero, con el paso del tiempo, hemos aprendido que hay una manera de alimentarlo para mejorar la salud mental en general. Mariscos, verduras, frutos secos, legumbres, y un poco de chocolate negro son la base de los que llamamos neuroalimentos. Los vegetales de hojas verdes como el repollo, las espinacas, la rúcula, las remolachas, las acelgas, las algas, los pimientos rojos, los arándanos, el brócoli, las berenjenas, pueden tener un impacto en la inflamación, la memoria, el sueño y el estado de ánimo. Los aguacates tienen un alto contenido en grasas saludables que mejoran la absorción de los fitonutrientes de otros vegetales. Las sardinas, las ostras, los mejillones, el salmón salvaje y el bacalao son fuentes de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, esenciales para la salud del cerebro, así como vitamina B12, selenio, hierro, zinc y proteínas. En un país mediterráneo como el nuestro, las semillas de chía, las semillas de lino y las verduras de mar también son buenas fuentes de omega-3. Las nueces, los porotos y las semillas a razón de media y una taza entera dal día, y como aperitivos los frutos secos y las semillas, como las castañas de caju, las almendras, las nueces y las semillas de calabaza. Ciertas especias pueden conducir a un mejor equilibrio de los microbios intestinales, reducir la inflamación e incluso mejorar la memoria: la cúrcuma cuyo ingrediente activo, la curcumina, puede tener beneficios para la atención y la cognición en general. Añadir una pizca de pimienta negra hace que la curcumina sea un 2000 por ciento más biodisponible para nuestro cerebro y cuerpo. Otras especias que pueden favorecer la salud del cerebro son la canela, el romero, la salvia, el azafrán y el jengibre. 

Otros alimentos como los fermentados que se elaboran combinando leche, verduras u otros ingredientes crudos con microorganismos como levaduras y bacterias, son cada vez más importantes en la neuroalimentación. Un estudio reciente ha descubierto que seis raciones diarias de alimentos fermentados pueden reducir la inflamación y mejorar la diversidad del microbioma intestinal. Entre los alimentos fermentados se encuentran el yogur; el chucrut; el kéfir (una bebida láctea fermentada); la kombucha (una bebida fermentada hecha con té); y el kimchi (un plato tradicional coreano de col y rábano fermentados). Otros alimentos fermentados son el miso, el queso cottage, el queso Gouda y algunos tipos de vinagre de sidra de manzana. También se pueden tomar pequeñas botellas de bebidas fermentadas, normalmente de un cuarto de taza, que contienen probióticos y se venden en muchas tiendas de comestibles. 

Por último, y si sos amante como yo del cacao, el chocolate negro es una "trompada saludable" para la salud de tu cerebro. Las personas que consumen regularmente chocolate negro tienen un 70 por ciento menos de riesgo de padecer síntomas de depresión, según una gran encuesta gubernamental realizada a casi 14.000 adultos. El mismo efecto no se observó en quienes comían mucho chocolate con leche. El chocolate negro está repleto de flavonoles, entre ellos la epicatequina, pero el chocolate con leche y las populares barritas de caramelo están tan procesados que no contienen mucha epicatequina.

Ya lo dijimos hace una semana: alimentarse es también una cuestion DE LA CABEZA. Comencemos entonces a alimentarnos para la cabeza. Nos leemos en siete días.

SIEMPRE SERAS MI AMIGO, NO IMPORTA NADA MAS

Articulo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 27 de julio de 2022. Todos los derechos reservados.

Un amigo es una luz brillando en la oscuridad... y también es salud para el cuerpo y la mente. El ser humano es una especie social. Desde los primeros tiempos, las personas han necesitado cooperar para sobrevivir, y todavía lo hacemos. La base de la amistad es valorarse unos a otros: cada individuo ofrece algo que es valioso para otro individuo. Como humanos, valoramos a los demás por todo tipo de razones. Es posible que les gusten las mismas cosas que a nosotros, que tengan puntos de vista políticos similares o que quizás presten ayuda con el trabajo o las tareas del hogar. Una vez que decidimos que valoramos a alguien, la mayoría de las veces trabajaremos para mantener esa amistad. 

Las investigaciones sugieren que la evolución ha seleccionado continuamente para aumentar la conexión social con la interacción social y las redes que juegan un papel importante en la supervivencia de las personas. De acuerdo con este marco, nuestros antepasados ​​formaron conexiones sociales (trabajando juntos, compartiendo alimentos y ayudándose unos a otros) para sentirse seguros y protegidos. Los seres humanos están programados para conectarse y las conexiones sociales son una parte esencial de la buena salud y el bienestar; las necesitamos para sobrevivir y prosperar, al igual que necesitamos alimentos, agua y oxígeno. 

De acuerdo aun estudio de 2014 la soledad no es causada por estar solo, sino por no tener una relación necesaria definida o un conjunto de relaciones. El estudio continuó sugiriendo que la soledad puede conducir a muchos trastornos psiquiátricos, como depresión , trastornos de personalidad , consumo de alcohol y trastornos del sueño, e incluso puede contribuir a problemas de salud física. Entonces, ¿la socialización ayuda a proteger contra los trastornos de salud mental ? Es casi seguro. Tener amigos tiene el potencial de protegernos del impacto de la soledad, y tener amistades efectivas puede protegernos de los efectos adversos de la soledad. Las amistades efectivas brindan un fuerte sentido de compañerismo, mitigan los sentimientos de soledad y contribuyen tanto a la satisfacción con la vida como a la autoestima. Y hay un circuito de retroalimentación positiva. La falta de interacción social afecta no solo a nuestra salud mental. Estudios demostraron que una baja cantidad o calidad de los lazos sociales está relacionada con muchas afecciones médicas, como enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta, cáncer y función inmunológica deteriorada. El aislamiento social y la soledad tienen impactos negativos en la salud al igual que la obesidad, la inactividad física y fumar 15 cigarrillos al día, y están asociados con un aumento del 50 % en el riesgo de demencia. Simplemente tomarse un momento para conectarse con alguien, incluso a través de una breve llamada telefónica, puede reducir los sentimientos de soledad, ansiedad y depresión y brindar beneficios para la protección del cerebro. 

Entonces, finalmente, toda la evidencia sugiere que la socialización beneficia tanto nuestra salud mental como física. ¿Pero por qué? La clave podría ser la oxitocina. La oxitocina es una hormona y neurotransmisor, producido en el hipotálamo. Interviene en el parto y la lactancia, pero también se asocia a la empatía, generosidad y la confianza, todos los cuales son factores clave en las amistades. Esta sustancia tiene efecto sobre el cortisol, la hormona del estrés. Y desde luego, también la amistad es algo DE LA CABEZA. Feliz día de la amistad. Nos leemos en una semana.

¿FALSO TESTIMONIO O JUEGO CEREBRAL?

Artículo de la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 7 de agosto de 2022. Todos los derechos reservados.

La memoria está llena de olvidos. No es la amiga fiel que todos creemos como depositaria de nuestros más preciados tesoros, los recuerdos, sino que muchas veces nos falla o no nos muestra "la película completa". Por ejemplo, ahora sabemos que los testimonios de los testigos en un juicio, por ejemplo, son muy poco fiables. Esto se debe a que la memoria no funciona solamente recuperando información almacenada. Nuestras mentes normalmente construyen los recuerdos utilizando una mezcla de experiencias recordadas y conocimiento sobre el mundo. Sin embargo, nuestros recuerdos pueden ser alterados por nuevas experiencias que terminan enredando el pasado con el presente. 

Confundir los recuerdos puede tener consecuencias nefastas, lo que ha llevado a psicólogos a tratar de descubrir qué causas explican los recuerdos defectuosos. Esto es lo que se conoce como efecto DRM que es una forma de inducir recuerdos falsos y que fue descubierta hace décadas. Este nombre combina las iniciales de tres investigadores: James Deese describió por primera vez la ilusión psicológica en 1959, pero no fue hasta 1995 que Henry Roediger y Kathleen McDermott la vincularon a los falsos recuerdos y a partir de entonces fue ampliamente utilizada en experimentos psicológicos. Este efecto explica que nuestros recuerdos no se basan en lo que sucedió exactamente, sino que hay algo que ocurre que es más como una aproximación, a menudo referido como recuerdo esencial. En lugar de codificar cada palabra, la mente construye un concepto general que se almacena en la memoria. Este efecto es influenciado por el grado de relación entre los significados de las palabras (semántica), pero muchos también se cree que los recuerdos falsos reflejan cómo nuestra mente organiza los conocimientos. Los seres humanos tienen un gran almacén de conceptos y estamos excepcionalmente capacitados para usar esos conceptos haciendo generalizaciones que nos permiten encontrar soluciones a las nuevas situaciones y problemas. Los estudios de falsos recuerdos nos muestran que nuestra memoria es siempre una mezcla de nuestros conocimientos sobre el mundo en general, junto a lo que logramos retener acerca de una reciente experiencia. Eso es un proceso adaptativo porque en general usamos nuestra memoria para hacer frente a nuevas situaciones. Un recuerdo es siempre una reconstrucción de esas dos fuentes, lo que nos permite hacer una inferencia razonable acerca de lo que probablemente haya sucedido que es casi siempre útil y solo en algunas ocasiones nos fallará. 

Los estudios de imagen cerebral muestran que numerosas regiones del cerebro juegan un papel en la memoria semántica. Parece que diferentes propiedades son almacenadas en diferentes áreas. Las formas, colores y movimientos distintivos de cosas se almacenan en la corteza visual; los sonidos, sean estos palabras o un tintineo de tazas y cucharas por ejemplo, se almacenan en la corteza auditiva. Nuestro conocimiento acerca de la forma de interactuar con los objetos, como el usar los cubiertos o pedalear una bicicleta, se almacena en la corteza motora. La distribución del conocimiento sobre el mundo por todo el cerebro de esta manera, sin embargo, no nos permitiría inferir la relación entre, por ejemplo, un avestruz y un colibrí. Estos no son parecidos físicamente, y no se mueven de forma similar, ni emiten sonidos parecidos y, sin embargo, sabemos que son lo “mismo” a un cierto nivel. Este alto nivel de abstracción, tan importante para la cognición humana, puede, según algunos investigadores, depender de un “centro de operaciones” con conexiones a diferentes áreas de una red distribuida por todo el cerebro. Este centro se encuentra en el lóbulo temporal anterior del cerebro (ATL, por sus siglas en inglés) y eso se sospecha por hallazgos como, por ejemplo, en pacientes con demencia semántica, una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente el ATL, se ven principalmente problemas para recordar y comprender palabras, mientras que otras funciones no son afectadas. 

Las explicaciones para el efecto DRM a menudo se basan en la hipótesis de que los significados similares pero no idénticos están representados por patrones similares de actividad en el cerebro y dicha actividad de superposición conduce a falsos recuerdos. Pero en realidad nadie había podido confirmar esta idea estableciendo claramente como funciona la actividad cerebral. Estudios de neuroimágenes demostraron que todo el mundo experimenta actividad cerebral relacionada con falsos recuerdos. Esta región temporal tiene un código para el conocimiento semántico que está basado en la similitud, el cual es mayormente compartido, pero cada cerebro a su vez tiene ligeras variaciones en algunas representaciones, lo que da lugar a diferencias en los errores que cometemos en cuanto a los recuerdos falsos. Todos compartimos un mapa genético común que nos ayuda a conectar nuestros cerebros cuando somos niños, pero cambiamos de acuerdo a la naturaleza de nuestras experiencias, y eso va a producir similitudes en la generalidad que son compartidas por todo el mundo, además de diferencias individuales, dependiendo de las experiencias. La memoria, así organizada, además de permitirnos ver fácilmente las relaciones entre las palabras y los conceptos, mejora su rendimiento. Los falsos recuerdos pueden ser simplemente el precio que pagamos por ese alto nivel de organización aunque parezca paradójico. Ese es exactamente el tipo de problema que a los algoritmos actuales les cuesta mucho resolver y que tiene implicaciones para los problemas que se presentan en la intersección entre la psicología y la ley, al igual que para los recuerdos falsos en los testimonios. En materia jurídica (o "cerebrando el Derecho" como se titula un libro nuevo en el que estoy trabajando), entender qué mecanismos hacen que las personas estén seguras de falsos recuerdos podría ser importante para resolver ese tipo de problemas legales. Saber realmente cómo se representan los conceptos y el grado en el que la superposición puede causar recuerdos falsos, podría llevar a diseñar formas de interrogación para evitar este tipo de trampas cognitivas.

La memoria también nos tiene DE LA CABEZA. Nos leemos la semana que viene.

CHOCOLATE POR LA NOTICIA

 

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 14 de agosto de 2022. Todos los derechos reservados.

¿A quién no le gusta el chocolate? ¿Quién no se ha dejado tentar por un buen bombón o una barra del mejor placer de cualquier marca, color, relleno o etiqueta? Es uno de los placeres culposos que todos nos damos de vez en cuando con mucho temor por diversos motivos. Hoy, desde esta columna, vamos a sacar culpas y sumar beneficios, para todo el cuerpo y principalmente para el cerebro. ¿O ustedes creen que no es posible alimentar al cerebro como al corazón con este manjar? Si, lo es. 

El cacao en polvo y su consiguiente transformación en el archiconocido y deseado chocolate, son las elaboraciones más conocidas que se extraen del fruto llamado cacao. Asimismo, este fruto se origina y desarrolla en un árbol tropical conocido como Theobroma cacao, el cual se cultiva en África y en la América Tropical. Antiguamente, era apreciado como un árbol divino, de ahí que la traducción de su denominación especializada Theobroma se pueda traducir literalmente como “alimento de los dioses”. A nivel nutricional el cacao en polvo puede aportar muchas calorías y proteínas y muy pocos hidratos de carbono, por lo que resulta un alimento ideal en dietas hiperproteicas. Así como una gran cantidad de vitaminas como vitaminas del grupo B, vitamina A y vitamina E. Sin embargo, también son muchos los beneficios que tiene a nivel cerebral. Los beneficios del cacao serán mayores en tanto en cuanto este sea lo más natural, es decir, tenga menos aditivos y esté lo menos procesado posible. 

Sus beneficios son múltiples. En primer lugar, el cacao es un potente generador natural de endorfinas, tan potente que la sensación de bienestar que provoca es prácticamente inmediata. Las endorfinas conocidas popularmente como las hormonas de la felicidad, son péptidos opioides endógenos, esto significa que son opioides fabricados por nuestro propio cuerpo con el fin de generar una sensación de bienestar y además, son capaces de disminuir la sensación de dolor, al igual que causar una sensación de placer y bienestar, liberar las hormonas sexuales aumentando el deseo sexual, regular el apetito, reforzar el sistema inmune, calmar la sensación de dolor causado por inflamación, traumatismos, etc. Aunque tiene menos cafeína que otros componentes, el chocolate puede ejercer incluyen la sensación de estar más despierto, atento y con más energía debido a la estimulación del sistema nervioso central por dicha cafeína. También, el chocolate constituye un euforizante natural por ser una excelente fuente de feniletilamina, sustancia, generada de forma natural en el cerebro, y parecida a las anfetaminas, produciendo una agradable sensación de bienestar y euforia, causando que el cerebro libere dopamina, norepinefrina y oxitocina, neurotransmisores encargados, entre otras cosas, de provocar sensaciones de placer y bienestar. 

Aún hay más. Debido a las propiedades anteriores el cacao ha sido utilizado como alimento energético desde tiempos remotos. Las civilizaciones procedentes de latinoamérica ya recurrían al cacao como estimulante e incluso como una bebida obligatoria antes de partir a la guerra. El cacao puro también es abundante en compuestos reconstituyentes del cerebro llamados flavonoides. que pueden generar un impacto positivo en las funciones de la memoria y mejorar el deterioro cognitivo leve, presentando la capacidad de proteger a las neuronas de posibles lesiones, además de favorecer el metabolismo y la interacción con la estructura molecular. Asimismo y de forma indirecta, los flavonoides favorecen el flujo de sangre en el cerebro, y estos flavonoides serán mayores según mayor sea el contenido de cacao del chocolate. El consumo de chocolate puede provocar cierta dependencia, debido a que permite producir sustancias psicoestimulantes, muy recomendables para personas fatigadas y estresadas, que producen una sensación de felicidad. 

El chocolate negro, con alta concentración de cacao, protege el corazón porque promueve un flujo adecuado de sangre debido a que posee estos flavonoides y sus potentes antioxidantes derivados, las catequinas, epicatequinas y procianidinas, cuyo efecto protector, a nivel cardiovascular, es consecuencia de su alta concentración en polifenoles, unas sustancias que sintetizan las plantas para protegerse de las sequías, y que en los seres humanos ayudan a mejorar la resistencia la insulina y disminuir el riesgo de desarrollar diabetes. Por lo tanto, la ingesta de chocolate negro reduce los factores de riesgo cardiovascular, al moderar la presión arterial, disminuir la inflamación del tejido cardiovascular y protegerlo del deterioro reduciendo el riesgo de infartos, ictus y muerte súbita. También, el chocolate es rico en magnesio y vitamina B6, nutrientes que favorecen todavía más la síntesis del neurotransmisor por excelencia que interviene en el estado de ánimo: la serotonina. Tiene un ligero efecto estimulante, gracias a su alto contenido en teobromina y puede mejorar el estado de ánimo. Esto ocurre ya que entre sus componentes también se encuentra el triptófano, un aminoácido esencial precursor de dicha serotonina . Ayuda a disminuir la presión arterial y a mejorar la circulación sanguínea debido a que produce óxido nítrico que es un gas que ayuda a relajar las arterias. Protege la piel contra el sol gracias a sus compuestos bioactivos, los ya citados flavonoides, que protegen la piel contra los daños producidos por los rayos UV. 

Específicamente sobre el cerebro entonces, el chocolate mejora su oxigenación, aumenta la retención y memoria a corto plazo. brinda satisfacción activando el sistema dopaminérgico de recompensa cerebral (por lo que también puede ser adictivo), es antidepresivo por la ya citada feniletilamina, es antiinflamatorio y analgésico al activar los opioides propios del cerebro, las endorfinas. Son diversos los estudios que asocian el comer chocolate, con una mejora de la salud de las personas, casi incluso al mismo nivel que una sesión de ejercicio, risa, sexo o que el mismo enamoramiento; sin embargo, cada día se demuestran más beneficios para el cerebro. O sea, comer chocolate seguro nos tiene DE LA CABEZA. A comprar una generosa barra del fruto sagrado y pasar una buena semana...!!!

COMO REGENERAR NEURONAS... CON EL SEXO...!!!

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 20 de agosto de 2022. Todos los derechos reservados. 

En mis épocas de Facultad, decir que en el adulto se producían neuronas de nuevo era una herejía que culminaba con la hoguera del aplazo y el escarnio público a cargo del docente que escuchase esa infamia intelectual neurocientífica de los 90 del siglo pasado. Uno venía "de fábrica" con las neuronas que traía y debía llegar al final de su vida con las que podía, ni hablar de que "en el camino" se agreguen más. Bueno, como todo en Neurociencias, eso cambió (el cambio es lo único que no cambia en esta disciplina donde lo que ayer fue no es hoy y lo de hoy ya no lo será mañana): hoy sabemos que el ser humano adulto tiene zonas del cerebro donde se producen neuronas nuevas que, generalmente, son destinadas a formar nuevos circuitos en el entramado neuronal de nuestro órgano rey, principalmente para que, por esas nuevas conexiones, se formen nuevos recuerdos o aprendizajes que, de esa manera, van adquiriendo su lugar físico (y funcional) en el cerebro adulto. 

Dicho esto, debemos saber ¿cómo hacemos para formar nuevas neuronas? Entre 1300 y 2000 neuronas nuevas se producen cada día, y el cerebro tiene mecanismos para ser ayudado en esa tarea: el ejercicio aeróbico, los antioxidantes incluidos en la dieta, dejar el tabaco y el alcohol en exceso, controlar el estrés y mantener el cerebro siempre activo. Pero existe una manera más agradable de generar neuronas diariamente y esa es... el sexo. Y está demostrado científicamente: un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Maryland desvela que la experiencia sexual restaura el declive que se produce con la edad en la neurogénesis y cuya disminución está relacionada con un deterioro del hipocampo, un órgano relacionado con la memoria y la adquisición de nuevos conocimientos, lo cual en proyección de patologías se relaciona con entidades como el Alzheimer. Lo que este estudio consiguió demostrar era precisamente que una experiencia gratificante como la práctica sexual puede estimular la producción de nuevas neuronas. El estudio se realizó con ratas adultas jóvenes para ver si se producían efectos en la neurogénesis y la función del hipocampo una vez se convertían en mayores y el resultado fue claramente positivo. Y lo curioso es que, para que la función cognitiva mejorase, no sólo se necesitaba la presencia de nuevas neuronas sino que la actividad sexual fuera prolongada. Es decir, si la experiencia sexual paraba, también lo hacía la mejora del sistema cognitivo. La actividad sexual continua y sostenida se relaciona con un mejor rendimiento en determinadas funciones cognitivas como la memoria y funciones ejecutivas. Esto se debería a la influencia en el sistema nervioso central de hormonas sexuales como la testosterona o la oxitocina y la alteración de diversos neurotransmisores (por ejemplo la relación de la dopamina y la actividad sexual).

Hoy en día sabemos que el estrés afecta negativamente al cerebro. Si estamos estresados nos volvemos irritables, dormimos mal, nos falla la memoria y el razonamiento, estamos "más lentos" de cabeza, nos volvemos hostiles, etcétera. Todo esto es reflejo de lo que pasa a nivel celular y molecular en nuestro organismo en general, y en nuestro cerebro en particular. El estrés y su efecto molecular, el incremento de los niveles de corticosterona, provocan la atrofia de las dendritas neuronales, suprimen la proliferación celular y reducen drásticamente la formación de nuevas neuronas en el adulto. Cuando es crónico, es estrés puede acabar provocando un trastorno de ansiedad, lo que afecta al hipocampo, alterando negativamente el aprendizaje y la memoria. Es ahí donde la experiencia sexual tiene un efecto ansiolítico temporal que además induce la proliferación neuronal en el adulto. El tener una vida sexual activa, es decir, una experiencia sexual crónica, induce la neurogénesis en el cerebro adulto, y también incrementa el número de conexiones entre las neuronas y el aumento de complejidad de las mismas. Este efecto beneficioso para el cerebro se produce aún a pesar de que el organismo se encuentra bajo condiciones de estrés, por lo que la experiencia sexual continuada y estable no solo "tapa" los efectos negativos del estrés, sino que induce efectos beneficiosos a largo plazo como la proliferación neuronal y la formación de nuevas, más numerosas y más complejas conexiones entre las neuronas, lo que se acaba reflejando en una reducción de la ansiedad y sus derivados comportamentales, y un mejor aprendizaje y memoria. 

Así que ya sabemos: para estar DE LA CABEZA con nuevas neuronas, generemos neuronas cada vez que podamos. Usted ya me entiende, querido lector. Nos vemos en siete días.


ALCOHOL Y NIÑOS, AGUA Y ACEITE.

 

Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del domingo 11 de setiembre de 2022. Todos los derechos reservados.

Nos hemos escandalizado en esta semana cuando un conocido influencer de redes sociales presentó como un hecho "simpático" y hasta "folclórico" (por darle un nombre a la atrocidad cometida en redes) el darle de beber cerveza a un bebé menor de un año de edad, aparentemente su propio hijo. Independientemente de lo deleznable que pueda ser el hecho, de la naturaleza del hecho, de que la justicia ya haya puesto manos a la obra, o de las razones que deseen esgrimir (en contra o, sorprendentemente, a favor), nos da pie nuevamente en esta columna a tomar un tema de actualidad y aprovecharnos del mismo para que podamos hablar de lo que puede suceder en el cerebro de los niños cuando consumen alcohol. Y es que ofrecerle un trago de alcohol a un niño o a un adolescente, dejarle probar “un poquito” o pensar que “ya está grandecito para tomar” son algunas de las actitudes erróneas que asumen algunos padres, madres y cuidadores quienes, a simple vista, las ven como inofensivas e, incluso, graciosas, cuando, en realidad, se trata de hechos que atentan contra el bienestar de las niñas, los niños y los adolescentes. 

Ofrecerle alcohol a un menor de edad, además de ser ilegal, es un acto que constituye una vulneración tan grave como el maltrato físico. El alcohol genera consecuencias negativas a nivel biológico, psicológico y emocional. Por lo tanto, es una forma de ejercer violencia hacia los niños y los adolescentes y una vulneración a sus derechos. Basta con revisar la evidencia científica para conocer los profundos riesgos que genera el consumo de alcohol a temprana edad y comprender por qué constituye una vulneración a sus derechos. Diversas investigaciones han concluido que, debido a que el cerebro solo alcanza su máximo desarrollo hacia los 21 años de edad, el consumo de alcohol a temprana edad afecta el progreso madurativo de este órgano. En este sentido el efecto que generan las bebidas alcohólicas produce deficiencias en la formación de la corteza cerebral, las conexiones con los lóbulos parietales y la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales. Por lo tanto, el efecto se verá en procesos como la memoria, las habilidades de pensamiento y planeación, la toma de decisiones, la resolución de problemas o cualquier otra de las funciones ejecutivas que son realizadas por la corteza prefrontal o el hipocampo y que, según los estudios de neuro imágenes, son zonas del cerebro que muestran diferencias significativas entre los adolescentes consumidores de alcohol y los que no lo hacen. Esto produce bajo rendimiento escolar ya que el aprendizaje se torna más lento debido a las deficiencias en los procesos de atención y a la afectación de las habilidades de memoria y pensamiento que genera el consumo de alcohol en la infancia y la adolescencia. 

Sabemos hoy que los niños que empiezan a tomar alcohol antes de los 14 años de edad tienen hasta 10 veces mayor probabilidad de desarrollar consumos problemáticos y dependencia o adicciones al llegar a la adultez, así como mayor posibilidad de consumir otras sustancias psicoactivas, que aquellos que empiezan a tomar después de los 18 años.Igualmente, la ingesta de bebidas alcohólicas durante la fase de crecimiento afecta el desarrollo normal de los órganos. La pubertad es un período asociado con cambios hormonales importantes para la madurez sexual del ser humano como la testosterona y estrógeno los que, a su vez, se relacionan con la producción de hormonas de crecimiento que permiten el desarrollo de órganos, músculos y huesos. Está demostrado que el consumo de alcohol afecta estás funciones e incluso, provoca efectos severos en el funcionamiento de órganos como el hígado que se encarga de regular las funciones metabólicas y la eliminación de toxinas. En el caso de los adolescentes, estos son más vulnerables o están más expuestos a riesgos como las relaciones sexuales no consentidas o sin protección, lo que conlleva a embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. En otros casos, el consumo de bebidas embriagantes los hace más susceptibles a ser víctimas de robos, golpes o accidentes. 

En términos de salud mental y emocional, diversos estudios han concluido que el consumo de alcohol a temprana edad incrementa el riesgo de que las niñas, niños y adolescentes exacerben o desencadenen trastornos psicológicos como conductas oposicionistas y desafiantes, agresividad, depresión e, incluso, riesgo de suicidio. Esto se explica en parte porque, el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Esto quiere decir que, una vez pasa su efecto, se genera un bajonazo emocional que, en los adolescentes, por estar en una etapa de cambios hormonales significativos, tiene un efecto mucho mayor y más intenso. Las secuelas que genera el consumo de alcohol en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de las niñas, niños y adolescentes plantean la necesidad de pensarlo dos veces antes de ofrecerles, aunque sea un solo trago de alcohol. Es más que algo DE LA CABEZA: es un delito, un atentado a sus derechos y una forma de asesinar su futuro y el de su salud.


LO QUE SUCEDE EN EL CEREBRO CUANDO DAMOS UNA BUENA CLASE

  Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 10 de setiembre de 2023. Todo...