Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 27 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.
Te apasionan las Neurociencias? A mi me vuelven loco. Tanto que ya lance tres libros: CEREBRA LA VIDA, CEREBRA LA SEXUALIDAD y CEREBRA LA EDUCACION. Te interesa sondear en los misterios del cerebro? Adelante. Acertaste el lugar.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 27 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna semenal DE LA CABEZA del Diario La Nacion del sábado 10 de abril de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del diario La Nación del sábado 15 de abril de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 18 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 12 de junio de 2021. Todos los derechos reservados.
Que somos lo que comemos no es ningun secreto. Y que eso es más patente cuando estamos en etapas del desarrollo tampoco. De hecho, la Neurociencia se ha amigado definitivamente con muchas disciplinas y entre ellas, lo ha hecho con la Nutrición. Hoy sabemos que los alimentos que consumimos podrían favorecer los procesos mediante los cuales aprendemos cosas y que incluso, lo que comemos podría afectar nuestro estado de ánimo. Diversos nutriólogos, médicos y neuro científicos se han dedicado a lo largo de los años a entender y observar los comportamientos que existen en la relación alimentos-cerebro, pues a través de sus estudios han demostrado que lo que comemos no sólo nos nutre (o no) físicamente, sino también cognitivamente. Esto ha demostrado que existen diversos tipos de alimentos (no todos) que inciden directamente para nutrir o afectar las funciones cerebrales. De ahí que los alimentos que sí tienen propiedades saludables para el cerebro hoy sean identificados como "Neuroalimentos", o más gráficamente en inglés como "Brain food" o "comida para el cerebro".
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 24 de abril de 2021. Todos los derechos reservados.
Los recuerdos son el mejor estímulo cerebral. La mejor gimnasia es rememorar, recordar tiempos, canciones, momentos, sensaciones. Somos lo que vivimos siempre y cuando lo recordemos, es por eso que enfermedades como el Alzheimer son crueles porque nos roban la esencia de lo que somos: el bagaje que llevamos almacenado en algunos lugares del cerebro. Pero la pregunta que intentaremos responder hoy es: ¿Dónde están esos lugares?
Para la mayoría de los neurocientíficos, la memoria es una facultad de la mente, y esta se identifica con el cerebro. Los recuerdos quedan depositados allí, aunque seguimos sin conocer los detalles del registro. Hace ya más de un siglo se lanzó el concepto de engrama, la plancha donde se “graba” lo vivido. Según experimentos en animales, la memoria parece estar en todas partes y en ninguna. O estaba deslocalizada y distribuida por todo el cerebro, o bien había que buscarla en pequeñas poblaciones de neuronas y sus moléculas. Los investigadores tomaron el segundo camino. El científico Eric Kandel, premio Nobel año 2000 y el gran padre de las Neurociencias modernas, mostró de forma experimental, en moluscos, que el aprendizaje producía cambios en las sinapsis (la conexión entre neuronas) y recibió por ello el premio Nobel en el año 2000. A partir de ahí, la búsqueda del lugar donde se oculta la memoria prosiguió a nivel celular y molecular. La idea central de los científicos era que, dependiendo del tipo de actividad que se realice, suceden cambios en la fuerza sináptica de las neuronas en ciertas áreas del cerebro. Es la llamada hipótesis de la plasticidad neuronal que da por hecho que tenemos "minicopias" del mundo dentro de la cabeza, según la analogía del revelado de las cámaras fotográficas.
Sin embargo, no basta con explicar cómo se codifican los recuerdos: hay que ver también cómo se organizan, consolidan y, finalmente, son revisitados. No hay duda de que ciertos circuitos neuronales juegan un papel importante a la hora de convocar un recuerdo. Hoy en día, los recuerdos no se hallan localizados, al menos no del todo, pero están ahí. Aunque en cien años no hemos podido localizar estrictamente en el cerebro recuerdo alguno, se cree que están allí por la sencilla razón de que no podrían estar en ningún otro lugar.
Siendo un asunto temporal, ¿pueden los recuerdos ocupar un lugar en el espacio? Los científicos distinguen entre diferentes tipos de memoria. La memoria es plural y está ligada a acontecimientos importantes de nuestras vidas. Se pueden recordar momentos emocionalmente significativos a pesar de sufrir una grave amnesia. Como la propia palabra indica, recordar es volver a pasar por el corazón ("re-cordis"). Para algunas tradiciones antiguas, los recuerdos se guardan precisamente allí... entonces la memoria podría estar en otros lados también! Por ejemplo, podríamos decir que el cuerpo sería algo más que un mero vehículo de la materia gris, por ello los deportistas y bailarines sienten que sus músculos recuerdan. Los descubrimientos de redes neuronales en el corazón o en los intestinos parecen confirmarlo. Las neurociencias han empezado a desmontar la idea del cerebro como república independiente. Se habla de mente encarnada, embebida y extendida en el paisaje. También de cerebros líquidos, como los enjambres de abejas, hormigas o termitas, que funcionarían como redes neuronales deslocalizadas. Las plantas carecen de neuronas, pero se ha demostrado que pueden aprender y tomar decisiones.
Entonces, desde esta perspectiva, la memoria y la cognición no serían el monopolio del cerebro, sino que se extendería más allá de la cabeza, incluso en el mundo que nos rodea. El sueño de localizar el tiempo pasado en el espacio presente sigue vivo. Pero hay otras posibilidades. Quizá sea un error buscar el tiempo en el espacio, encontrar un lugar para la memoria. Quizá la memoria, accesible en todas partes, no esté en ninguna. Tras más de un siglo de investigaciones, la memoria sigue desaparecida. ¿Díganme si esto no nos tiene DE LA CABEZA? Nos leemos el sábado que viene.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 27 de abril de 2021. Todos los derechos reservados.
En tiempos de educación pandémica a distancia, las Neurociencias deben acudir prestas a evacuar las dudas que surgen y que siempre van orientadas a la capacidad de aprender. Una de las grandes dudas es: la tecnología facilita el aprendizaje o, por el contrario, los "arcaicos" métodos de aprender deben conservarse por ser mas "cerebralmente amigables"?. La escritura en notebooks, tablets y pads, incluso el mismo teléfono como ayuda memoria, parece haber, en apariencia, "matado" al papel como método de tomar notas. Sin embargo... ¿es eso cierto?
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 22 de mayo de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 13 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.
La neuroeconomía es una disciplina que estudia cómo el cerebro humano procesa información y toma decisiones de tipo económico. Toma elementos de diversos campos de estudio tales como: economía, psicología, neurociencia y economía del comportamiento. Su objetivo principal es estudiar cómo las personas toman decisiones relacionadas con la economía alejándose del supuesto clásico de economía que las decisiones en el campo de los números se realizan tomando en cuenta la información disponible. Existen otros factores como emoción, intuición, sentimientos, apatía, etc, que pueden influir de forma decisiva en las decisiones que toman las personas.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 29 de mayo de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 5 de junio de 2021. Todos los derechos reservados.
Y un día, todo cambió. Nos tuvimos que encerrar, reaprender hábitos de higiene, a cubrirnos las sonrisas y a decir adioses muy prematuros. Lo hemos sufrido y lo seguimos padeciendo. Si a nosotros nos fue difícil... ¿Cómo les habrá sido a los niños?
No hay mucho secreto. Los más grandes sufrimientos los padecieron a los extremos de la vida: los ancianos y los niños. Y aunque para los abuelitos ya se habilitaron las vacunas (que no se aplicaron a todos vaya uno a saber por qué mecanismos cerebrales que ni me animo a escrutar), en los niños el apego es la única vacuna que como adultos tenemos para brindarles para prevenir enfermedades físicas y mentales. Y es que nosotros conspiramos contra ellos, porque toda la información que nosotros procesamos, aunque creamos que no la ven o escuchan siempre lo hacen y no la procesan como nosotros (si a nosotros nos cuesta horrores, qué será a ellos?. Todos estos datos, aunque parezca que no le están poniendo atención, activa zonas del cerebro relacionadas con el estar alerta y les genera estrés. Este fue nuestro primer error.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación de los sábados 27 de febrero y 6 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.
Cuando irrumpió el coronavirus, era un virus eminentemente respiratorio. Luego, de a poco, se fueron revelando más síntomas asociados a otros órganos quedando demostrado que el virus ataca casi todos los órganos del cuerpo. Incluso, se ve que muchos pacientes nunca se curan, por lo que se acuñó el término "covid persistente" o "long covid" donde los diversos órganos afectados no se recuperan más. Incluso, se habla de otra ola, cuyas cifras no se actualizan a diario pero que no cesa, de pacientes que nunca se recuperaron del coronavirus o que, pese a pasar la enfermedad de forma leve, presentan ahora síntomas que les hacen imposible hacer una vida normal: cansancio/astenia, malestar general, dolores de cabeza, bajo estado de ánimo, dolores musculares o mialgias, falta de aire, dolores articulares, falta de concentración o déficit de atención, dolor de espalda. presión en el pecho, ansiedad, febrícula, tos, fallos de memoria, dolor en el cuello, diarrea, dolor torácico, palpitaciones, mareos, hormigueo en las extremidades. difucultad manifiesta al ir al trabajo o atender sus obligaciones familiares o sociales, manifestaciones cutáneas, como urticaria o reactividad excesiva ante roces mínimos de la piel; caída de pelo, daños vasculares.
Pero los síntomas que se están revelando como más frecuentes e incapacitantes son de otro tipo: los neurológicos. Pacientes que ahora son incapaces de concentrarse, hasta el punto de no poder leer un libro; que sufren desorientación; que no dan con la palabra adecuada al hablar, que sufren lagunas de memoria, que pueden quedarse en blanco en cualquier lugar o que olvidan de repente tareas mecánicas y rutinarias relacionadas con su trabajo. Y lo conforman toda una variedad de síntomas que se sufren en mayor o menor intensidad y a los que se está aludiendo con el nombre genérico de "niebla mental".
Entonces vemos que el sistema nervioso es el que, tras el respiratorio, con más frecuencia resulta afectado durante la fase aguda, por lo que es hoy considerado también un virus neurotóxico. Lo que sucede en el sistema es aún desconocido, porque no se han encontrado anomalías morfológicas ni funcionales en el cerebro de estos pacientes con los estudios practicados (resonancias, electroencefalogramas, incluso análisis del líquido cefalorraquídeo). Si bien sabemos aún poco de las causas, podrían deberse a un estado de microinflamación persistente en el cerebro, específicamente a nivel del lóbulo frontal, que no se ve en los estudios. Esta microscópica pero en realidad gran inflamación celular que puede causar el virus termina alterando al sistema nervioso y, con ello, a las neuronas. se cree que el SARS-CoV-2 provoca un daño endotelial (una capa de los vasos sanguíneos) y cardiovascular que puede llegar hasta el cerebro. Incluso se evalúa la posibilidad de que el virus pueda "esconderse" en ciertos puntos del cuerpo, como el sistema nervioso, y que actúe, como otros virus, el de la varicela por ejemplo, "capaces de acantonarse" en nuestro organismo y permanecer allí toda la vida. Incluso, existiría la posibilidad de que la barrera hematoencefálica (ese muro microscópico pero potente que separa la circulación sanguínea del sistema nervioso) quede abierta y permeable tras la fase aguda de la enfermedad y como ya no es hermética, provoque en los pacientes esa sensación de fatiga continua y niebla cerebral que ahora conocemos.
Además de la variedad de los síntomas y el enigma de su razón de ser, hay otras preguntas sin respuesta en torno al covid persistente, como la de por qué hay personas que sufren una forma leve de la enfermedad y padecen estas secuelas meses después, y otras, en su mayoría por suerte, lo superan en pocos días. Esto podría deberse a dos causales que casi siempre están presentes en todas las enfermedades: el desencadenante y la genética. De esta última dependería que unas personas desarrollen graves secuelas o una versión más grave de la enfermedad y otras no, o que los pacientes respondan de forma distinta a los fármacos. Asimismo, cabe destacar que puede afectar de la misma manera a jóvenes, a adultos mayores, hombres y mujeres.
El punto de inflexión para consultar a un especialista es cuando la confusión mental lo limita para hacer cosas de la vida diaria, como trabajar. Se debe consultar, primero, para descartar que no haya otra causa del problema, como pueden ser anemias severas o inclusoproblemas de la glándula tiroides, por ejemplo. En el examen se hace una evaluación neurocognitiva a cargo del especialista. Esta “niebla mental” parece no ser un problema permanente, pero la recuperación puede tomar varios meses, específicamente entre 3 y 7 según lo que se ha estudiado. En cuanto a su tratamiento, lo recomendable es la estimulación cognitiva a través de ejercicios y juegos de memoria, ejercicios físicos al aire libre, consumo de vitaminas y, en casos más graves se pueden agregar uso de fármacos nootrópicos, estimulantes de la memoria y potenciadores cognitivos.
El Covid-19 sigue siendo un virus que nos tiene DE LA CABEZA. Brindo fervientemente porque pronto estemos vacunados todos los que vivimos en esta hermosa tierra. Nos leemos el siguiente sábado.
Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 18 de febrero de 2021. Todos los derechos reservados.
Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 10 de setiembre de 2023. Todo...