domingo, 6 de junio de 2021

"TUVE COVID Y ESTOY MENTALMENTE LENTO..."

 


Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación de los sábados 27 de febrero y 6 de marzo de 2021. Todos los derechos reservados.

Uno de los motivos principales de consulta últimamente en mi consultorio lo llevan los pacientes que han tenido Covid-19 en cualquier grado de afectación clínica, desde la simple pérdida del olfato y el gusto hasta aquellos grandes guerreros que han ganado la guerra llegando al límite de ser intubados y con complicaciones diversas en varios órganos del cuerpo, pero que van superando gradualmente. Todos ellos, sin excepción ni distinción de grado de severidad, manifiestan que consultan porque, literalmente, se sienten "más torpes, más lentos, como diferentes, habiendo perdido mi lucidez y mi rapidez mental de antes". En la literatura médica que se actualiza a diario, se cuenta en un 10% del total de los enfermos contagiados de coronavirus, la mayoría mujeres, que refieren arrastrar durante meses las secuelas de la enfermedad a pesar de haberla superado y dar negativo en las pruebas del Covid-19. Muchas veces estas secuelas sobre el sistema nervioso hacen que, incluso, tengan que depender de otras personas para realizar sus actividades. Y dentro de todo, uno de los eventos que más quejas suscita entre los que han vencido al Covid-19 es... el desconocimiento médico-científico respecto a lo que les sucede.

Cuando irrumpió el coronavirus, era un virus eminentemente respiratorio. Luego, de a poco, se fueron revelando más síntomas asociados a otros órganos quedando demostrado que el virus ataca casi todos los órganos del cuerpo. Incluso, se ve que muchos pacientes nunca se curan, por lo que se acuñó el término "covid persistente" o "long covid" donde los diversos órganos afectados no se recuperan más. Incluso, se habla de otra ola, cuyas cifras no se actualizan a diario pero que no cesa, de pacientes que nunca se recuperaron del coronavirus o que, pese a pasar la enfermedad de forma leve, presentan ahora síntomas que les hacen imposible hacer una vida normal: cansancio/astenia, malestar general, dolores de cabeza, bajo estado de ánimo, dolores musculares o mialgias, falta de aire, dolores articulares, falta de concentración o déficit de atención, dolor de espalda. presión en el pecho, ansiedad, febrícula, tos, fallos de memoria, dolor en el cuello, diarrea, dolor torácico, palpitaciones, mareos, hormigueo en las extremidades. difucultad manifiesta al ir al trabajo o atender sus obligaciones familiares o sociales, manifestaciones cutáneas, como urticaria o reactividad excesiva ante roces mínimos de la piel; caída de pelo, daños vasculares. 


Pero los síntomas que se están revelando como más frecuentes e incapacitantes son de otro tipo: los neurológicos. Pacientes que ahora son incapaces de concentrarse, hasta el punto de no poder leer un libro; que sufren desorientación; que no dan con la palabra adecuada al hablar, que sufren lagunas de memoria, que pueden quedarse en blanco en cualquier lugar o que olvidan de repente tareas mecánicas y rutinarias relacionadas con su trabajo. Y lo conforman toda una variedad de síntomas que se sufren en mayor o menor intensidad y a los que se está aludiendo con el nombre genérico de "niebla mental". 

Entonces vemos que el sistema nervioso es el que, tras el respiratorio, con más frecuencia resulta afectado durante la fase aguda, por lo que es hoy considerado también un virus neurotóxico. Lo que sucede en el sistema es aún desconocido, porque no se han encontrado anomalías morfológicas ni funcionales en el cerebro de estos pacientes con los estudios practicados (resonancias, electroencefalogramas, incluso análisis del líquido cefalorraquídeo).  Si bien sabemos aún poco de las causas, podrían deberse a un estado de microinflamación persistente en el cerebro, específicamente a nivel del lóbulo frontal, que no se ve en los estudios. Esta microscópica pero en realidad gran inflamación celular que puede causar el virus termina alterando al sistema nervioso y, con ello, a las neuronas. se cree que el SARS-CoV-2 provoca un daño endotelial (una capa de los vasos sanguíneos) y cardiovascular que puede llegar hasta el cerebro. Incluso se evalúa la posibilidad de que el virus pueda "esconderse" en ciertos puntos del cuerpo, como el sistema nervioso, y que actúe, como otros virus, el de la varicela por ejemplo, "capaces de acantonarse" en nuestro organismo y permanecer allí toda la vida. Incluso, existiría la posibilidad de que la barrera hematoencefálica (ese muro microscópico pero potente que separa la circulación sanguínea del sistema nervioso) quede abierta y permeable tras la fase aguda de la enfermedad y como ya no es hermética, provoque en los pacientes esa sensación de fatiga continua y niebla cerebral que ahora conocemos. 


Además de la variedad de los síntomas y el enigma de su razón de ser, hay otras preguntas sin respuesta en torno al covid persistente, como la de por qué hay personas que sufren una forma leve de la enfermedad y padecen estas secuelas meses después, y otras, en su mayoría por suerte, lo superan en pocos días. Esto podría deberse a dos causales que casi siempre están presentes en todas las enfermedades: el desencadenante y la genética. De esta última dependería que unas personas desarrollen graves secuelas o una versión más grave de la enfermedad y otras no, o que los pacientes respondan de forma distinta a los fármacos. Asimismo, cabe destacar que puede afectar de la misma manera a jóvenes, a adultos mayores, hombres y mujeres. 

El punto de inflexión para consultar a un especialista es cuando la confusión mental lo limita para hacer cosas de la vida diaria, como trabajar. Se debe consultar, primero, para descartar que no haya otra causa del problema, como pueden ser anemias severas o inclusoproblemas de la glándula tiroides, por ejemplo. En el examen se hace una evaluación neurocognitiva a cargo del especialista. Esta “niebla mental” parece no ser un problema permanente, pero la recuperación puede tomar varios meses, específicamente entre 3 y 7 según lo que se ha estudiado. En cuanto a su tratamiento, lo recomendable es la estimulación cognitiva a través de ejercicios y juegos de memoria, ejercicios físicos al aire libre, consumo de vitaminas y, en casos más graves se pueden agregar uso de fármacos nootrópicos, estimulantes de la memoria y potenciadores cognitivos.

El Covid-19 sigue siendo un virus que nos tiene DE LA CABEZA. Brindo fervientemente porque pronto estemos vacunados todos los que vivimos en esta hermosa tierra. Nos leemos el siguiente sábado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO QUE SUCEDE EN EL CEREBRO CUANDO DAMOS UNA BUENA CLASE

  Artículo correspondiente a la columna dominical DE LA CABEZA del Diario La Nación correspondiente al domingo 10 de setiembre de 2023. Todo...