jueves, 8 de octubre de 2020

LA MUSICA EN EL CEREBRO DE LOS NIÑOS

 


Articulo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del Diario La Nación del sábado 27 de agosto de 2020. Todos los derechos reservados.

Todos sabemos que, cuando nacemos, tenemos ya el mismo número de neuronas que tendremos cuando seamos adultos (de no mediar enfermedades o condiciones anormales que nos hagan perderlas). Pero estas aún no están conectadas, y el proceso de interconexión entre las mismas es lo que se viene a continuación. Este proceso es el que hace que el cerebro del niño crezca tan rápidamente durante los primeros meses de vida. De hecho: a los 6 meses el cerebro pesa el doble de lo que pesa al nacimiento (350 gramos al nacer, 700 gramos a los 6 meses), a los 14 meses pesa ya 900 gramos, a los 18 meses alcanza el 80% del peso definitivo en el adulto (1.100 gramos a los 18 meses y 1.400/1.500 gramos en la adultez) y a los 5 años ya tiene el 90% (1.250 gramos) del peso definitivo. A los 7 años de edad, cuando el cerebro del niño pesa y mide casi como el de un adulto, en los lóbulos frontales hay un 40% más de sinapsis (conexiones entre neuronas) que en la vida adulta. Esto sucede en todo el cerebro, y estas sinapsis se van retrayendo hasta los niveles del adulto, alcanzando el cerebro entre los 4 y 7 años de vida, el mayor número de conexiones entre las neuronas. Esto implica que el cerebro crece durante los dos primeros años de vida, a una velocidad impresionante por minuto, no debido a la multiplicación neuronal, sino a que la estructura se organiza gradualmente para llegar a su máximo nivel de complejidad.  

El cerebro de un niño está más densamente conectado que el de sus mismos padres, y utiliza más energía. Acordáte de eso cuando veas a un niño con su inagotable energía: en su cabecita tiene una central eléctrica con 50% más de energía que en la tuya. El cerebro queda totalmente interconectado a los 20 años de edad y la actividad cerebral alcanza el nivel adulto. Hablé mucho de esto en mi libro CEREBRA LA VIDA, pero vuelvo a citar un experimento diferente con resultados interesantes, sobre todo para los padres de niños pequeños: la música acelera el desarrollo de la corteza cerebral de los pequeños, además de tener un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los mismos, facilitando el aprendizaje de la lectura, escritura y matemáticas, la capacidad de ubicarse en un entorno y el coeficiente intelectual. 

 La revista Brain recoge este experimento hecho por la Universidad Mc Master de Canadá que siguieron por dos años a dos grupos de niños: el primero recibió enseñanzas musicales con el método Suzuki mientras que el segundo grupo no recibió ninguna (el método Suzuki es un método ideado por un violinista, filósofo y pedagogo japonés, y permite a los niños, aún los más pequeños, aprender música y tocar un instrumento). Los resultados de pruebas de memoria, de rítmicos, armónicos y melódicos musicales, y de cálculo, demostraron que los niños que siguieron el método Suzuki mostraron mayor sensibilidad a la melodía emanada de un instrumento como el violín, señal directa de mayor maduración del córtex cerebral. 

Conclusión: señores padres, si quieren hijos DE LA CABEZA, adelante con la música…!!!


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