jueves, 8 de octubre de 2020

EL SINDROME DE JEsSEE PINKMAN

 


Artículo correspondiente a la columna semanal DE LA CABEZA del diario La Nación del sábado 5 de setiembre de 2020. Todos los derechos reservados.

El amigo tuitero @santiesquivel me regaló en días pasados la recomendación excelente de un hilo (seguidilla de publicaciones sobre un mismo tema) de Twitter de la usuaria española @gloriavg titulado como la columna que les traigo esta semana. Explica mucho de lo que sucede hoy en días pandémicos como los que vivimos. Me tomaré la licencia de copiar textualmente sus tuits latinizando un poco ciertas expresiones para hacerlas mas comprensibles al ojo local. Y después, aunque creo que no haga falta, agregaré algo más de mi análisis personal de esta brillante teoría de esta no menos brillante tuitera. 

(Alerta de spoiler)

"Recuerdan ese capítulo de Breaking Bad, al principio de la serie, en el que Jesse Pinkman tiene que deshacer un cadaver en ácido (no voy a entrar en lo riguroso de “deshacer” un cadaver en un ácido más bien flojito, y no en una base)? Walter, profesor de química, le dice que compre una cubeta de plástico (no recuerdo qué polímero menciona). Jesse primeramente va a hacerlo, pero acaba diciendo algo así como “poliestireno my ass”, y decide hacerlo en una bañera, en su casa. Porque él, a pesar de ser un ignorante en el tema, cree que tiene suficiente conocimiento para poder decidir y opinar. A pesar de no saber absolutamente nada de química y estar ante alguien que sí, a él, su “sentido común” y su “conocimiento” (o más bien, la falta de este) le dicen que el plástico es más endeble que su bañera, y qué tontería gastarse dinero en una cubeta cuando la casa de su abuela tiene una bañera estupenda, así que decide llevarle la contraria. Creo que todos sabemos cómo acaba el capítulo: con la bañera, el ácido y el cadaver en el salón de la casa de Pinkman traspasando el piso superior y por ende el techo de la sala y llegando hasta el sotano. Pues el síndrome de Jesse Pinkman lo tenemos ahora con los conspiranoicos y magos de la ciencia, esa gente que sin tener la más mínima idea, se atreve a opinar. Y hasta cree que su opinión es válida porque desde su ignorancia les parece que “tiene sentido”. - “Cómo me va a proteger una tela de un virus?” - “Enfermo asintomático? Si no tienes síntomas no puedes estar contagiado!” - “Si los científicos se corrigen en algo totalmente nuevo, sobre lo que se dijo hace unas semanas, es porque no tienen ni idea.” - “Si los tests dan falsos negativos y falsos positivos, es porque no sirven”. - “Es perfectamente posible poner un microchip a alguien con una vacuna, a los animales se les implanta con una aguja, así que, por qué no?” - “Si tomo vitamina C y como bien, no hay virus que me entre”. - “No tengo ni idea de la diferencia entre las ondas de mi microondas y el 5G, pero el 5G nos va a matar a todos” -“Como las farmacéuticas son empresas, y como tales, buscan hacer dinero, vamos a tomar una visión radical, y rechazar todo lo que venga de ellas por sistema. Mejor tomar la lavandina o el cloro que vende este señor que es economista y se compró un título falso de una titulación no homologada por 5 millones de guaraníes en una universidad cuyo campus es un baldío en Valle Lorito, seguro que él busca lo mejor para mi y su remedio milagroso lo cura todo”. Si a ellos, sin la más mínima formación en virología, epidemiología o medicina en general, les cuadra...Por qué no? Será una opinión tan respetable como la de los expertos que llevan décadas de estudio e investigación, porque absolutamente todo en esta vida es opinable, verdad? Tranquilos, que son muy inteligentes ustedes. Solo las mentes brillantes descubrirían secretos de estado y conspiraciones de las grandes élites usando Google y YouTube, los tontos somos los demás, desde luego, nosotros, los demás."

Algo que agregar a esta brillante teoría de esta no menos brillante tuitera española? Si. Que el paraguayo está cayendo en este mecanismo de buscar "medicos por la verdad" desde las comodidades de sus teclados en vez de mirar al frente y ver los médicos por la verdadera lucha diaria y silenciosa, a costa de su propia salud y la de sus familias. Y que si están tan seguros, como Jessee Pinkman, de que lo que piensan es correcto, firmen un renunciamiento suyo y de los suyos a las camas de terapia, y si pueden, vayan a ayudar (sin protección, obvio, no sirve para nada según ustedes, solo las antenas y la vacuna transmiten el virus) a los hospitales de punta o al menos, a los consultorios ya saturados de pacientes tosiendo mentiras y con falta ficticia de oxígeno por invento del nuevo orden mundial. Totalmente DE LA CABEZA. Nos leemos el sábado que viene.


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